LA MOVIDA MADRILEÑA
(Retrato de una época y de una ciudad)
(Retrato de una época y de una ciudad)
Se da en Madrid, ciudad que expresa las mil y una formas de libertad, como consecuencia de su recién estrenada municipalidad democrática, progresista, intelectual y de izquierdas. Ayuntamiento tolerante, osado e imprudente, propiciador de toda expresión lúdica, cultural y artística; rompiendo el paradigma de los años setenta; administrador de los restos de la dictadura; generador del paso hacia la democracia. La Movida de los años 80, fue una trasgresión hecha contra la estética y la cultura lúdicas; consideradas hasta entonces inamovibles y políticamente correctas. Libre, espontánea, popular y contagiosa. Ya nada era lo que parecía. Lo sucio, lo cutre, lo feo, lo esperpéntico, lo desagradable… tomaba parte de un mismo lenguaje con infinidad de formas de expresarse. La Movida nadie la pensó. Su final supuso un suicidio colectivo, casi vegetativo. Sólo la ausencia de otra movida, permitió la supervivencia de sus protagonistas más significativos. Algunos permanecieron hasta hoy, como notarios que dan fe de lo que sucedió. De forma inconsciente, la Movida, quizás, fue la gran explosión de rebeldía contra la noción de cultura establecida, heredada de movimiento nacional. No hay duda que se constituyó como el primer hito lúdico, más que cultural, dentro del Madrid democrático y sobre todo invadiendo todos los rincones de la noche. Exageraban aquellos que llegaron a decir que fue: “la explosión de una generación creativa de todas las artes”. Pero, sin embargo, se acercan más a la realidad quienes opinaban que: “La Movida no era que los jóvenes se divertían después de la muerta de Franco”. Es verdad que no fue un movimiento intelectual ni político. Su principal impulso era la trasgresión y esto les llevó a inventar la noche madrileña. Y siempre de la mano de lo informal. La Movida tampoco representaba una actitud bohemia de la vida. Más bien era una expresión de lo burgués. Una clase media incipiente y aspirante a configurar la base social del futuro, que deseaba huir de posiciones de estética conservadora. Una nueva forma de relacionarse y de salir de marcha.
Lejos de ser una elite, se nutría de una base social
que sólo deseaba evadirse y pasar el fin de semana y las noches de la capital;
viviendo la nueva aventura de la libertad y la espontaneidad. Fue un fenómeno
que su lógica está en el binomio acción-reacción. Desaparece la represión y la
censura sobre toda manifestación y surge la movida, el destape y la complicidad
colectiva; dando rienda suelta a su creatividad. Sobre la evaluación objetiva
de sus valores culturales, estéticos o éticos, es difícil pronunciarse. La
ruptura con los valores estéticos impuestos por la dictadura, fueron
reemplazados por otros estilos no exentos de críticas. No obstante de aquella movida, entre otros, han
llegado hasta la actualidad, primera década del siglo XXI, el cine de Almodóvar
y dos creadores que han obtenido el Premio Nacional de Fotografía, Ouka Leele y
Alberto García-Alix. Fue un torbellino de manifestaciones. Todas ellas tuvieron un denominador común, la
imagen y la estética; ruptura con todo lo que pudiera recordar la represión, la
imposición y la censura, es decir, identificación con lo retro, lo carca, sin
olvidarse de lo facha o el ser estrechos. Manifestaciones mostrando su
desnudez en protesta contra cualquier aspecto.
La sexualidad buscaba su natural lugar en todos los modos de
expresión. Formas de vestirse, marcando
lo exagerado y cromático. Se tomaban las calles, plazas y terrazas y todo tipo
de local alternativo para llevar a
cabo la exhibición más contestataria. La Movida se abría camino a través de la
música. Canta-autores, solistas y conjuntos, donde las letras de las canciones,
iban marcando en qué consistía aquella forma nueva de expresarse y divertirse.
Aunque no se puede considerar como un movimiento propiamente intelectual,
algunos poetas, creadores, estilistas, periodistas y escritores, se sumaron al
ambiente, aportando su originalidad y en no pocas ocasiones su provocación y
excentricidades. La fotografía irrumpió de forma estridente, provocativa y al
límite de la estética y la cutrez.
También los artistas de la imagen plasmaron el trasformismo como expresión de
libertad y de trasgresión. Donde la creatividad era cómplice de la
espontaneidad y la frescura. Lo especial ya no era lo establecido o académico,
sino aquello que de forma genuina se creaba en las gélidas o bochornosas noches
de Madrid con las tendencias de libertad. La Movida, también, fue capaz de integrar el
nuevo cine disparatado, aunque realista
y poco ortodoxo. Se sacralizaba la frivolidad y el optimismo. El
atrevimiento superaba la raya de lo admitido, pero la tolerancia era cómplice
de todo lo alternativo, donde la decadencia era maravillosa y casi todo era
válido… La Movida madrileña escapó a cualquier escala de valores que la
atrapara en prejuicios que pretendía abolir. Como expresión de libertad, la
sensualidad y sexualidad, se manifestaron en todas sus formas sin pretensiones
concebidas a priori. Fue una explosión de libre expresión sobre todo lúdica, que
tampoco pretendía implantar un nuevo orden al margen de los cauces de la
evolución de la Transición. No tuvo tintes políticos. La Movida fue la
consecuencia de salir de marcha. El
fin de semana y en no pocas ocasiones durante el resto de los días, era el tiempo
donde lo lúdico tenía una nueva oportunidad de vivir la libertad. Y los lugares
de encuentro se convertían en templo de diversión, donde cada cual era cada
noche más… No se sabe exactamente, si libre, trasgresor, artista o algo que
nunca había llegado a conseguir ser. La
Movida era una proposición de sentirse libre como jamás lo habíamos sido.
Escapa a cualquier consideración sobre los objetivos que consiguió, y si alguna
vez se planteó alguna meta. Es vedad que se movía impulsada por su propia fuerza centrípeta. En
ese girar estrepitoso y extravagante, se dejó acompañar de la droga, el alcohol
y de hábitos estimulantes de diversa índole. Cada cual voló a sus propios
paraísos perdidos y tierras prometidas… Cada cual vivió su propia movida. De otro modo no hubiera sido una
movida lúdica. La Movida se consumió cada noche y se
agotaba con ella, pero no la esperanza del día siguiente. Y como toda
experiencia en libertad, cada cual hizo su propio balance. No sería sensato que alguien se le ocurriera
encorsetarla en un análisis crítico para sacar no se sabe qué conclusiones. La
Movida fue hija de la libertad y de la tolerancia, nacida en una ciudad ávida
de alegría. Y tuvo que inventarla. Unos llegaron a donde iban y otros todavía
no han encontrado el camino…
Odio a Fangoria
Odio a Fangoria
Amapola Gutiérrez
Antes de empezar quiero advertir que todo lo que voy a decir a continuación lo voy a hacer desde el rencor y el odio más profundo. ¿Por qué? Porque yo pertenezco a esa generación que creció a la vez que crecía Alaska. A esa generación que la vio nacer con Kaka de Luxe, que epató cuando asistió al estreno en cines de Pepi, Luci y Bom y que La bola de cristal ya le pilló con pelambrera en el
Sí, señores. Soy de esa generación que creyó en
Alaska, en todo lo que hizo, en todo lo que defendía y en todo lo que apoyaba.
Porque en aquel momento Alaska era más que una simple cantante.
Fue la musa de la modernidad que despertaba tantos odios como admiraciones. El
colectivo LGTB la adoptó como icono del movimiento y ella, muy
inteligentemente, lo aceptó. Durante muchos años esa relación entre
Alaska y el colectivo gay fue tan intensa que al final no se sabía quién era
más maricón.
Apoyo mutuo que dio más
visibilidad al colectivo gay y, por supuesto, más alas a los éxitos de la
cantante. Que ya se sabe que las maricas cuando nos lo proponemos metemos
hasta a Morralla Carey en el billboard internacional.
Pero ahora a todos aquellos que la
ayudamos y la apoyamos comprando sus discos aunque cantara como un grillo más o menos bien (nos fascinaban
las letras de Berlanga, eso sí), ahora nos llama nostálgicos.
Dice que nos hemos quedado anclados en el pasado. No, mona. No es
nostalgia. Es que tú en aquella época ibas de un palo y ahora vas de
otro muy diferente. Que nos has engañado a todas.
Y claro, ahora ella está a otro nivel. Así que,
como insultándonos, como mirándonos por encima del hombro en plan
travesti radical, nos dice que nosotros no hemos evolucionado y
ella sí. Y sí, ella ha evolucionado muchísimo, sobre todo en aprender a
hacer dinero, en arrimarse a quién conviene para amasar más, y en operaciones
de cirugía estética. En eso nos ha ganado a todas tenemos que
admitirlo (primer gol).
¿Pero por qué parece que no soy la única
que odia a Alaska? (y no digo Fangoria porque la otra señora está un
poco ida, tampoco sería nada sin la otra y dice muchas tonterías).
Pues parece que hay más gente que odia a Fangoria
Alaska porque ha vuelto a hacer unas declaraciones que han
levantado ampollas. Esta vez ha sido sobre las hipotecas
y seguramente ya habrás visto cosillas por las redes sociales. Porque ya
sabemos cómo funciona Fangoria Alaska:
Ella saca disco y, para venderlo, nos sorprende con alguna declaración
super polémica para que todas, servidora incluida, empecemos a ponerla
a caer de un burro y así se hable de ella y venda más discos.
Y en esto hay que reconocer que también nos ha ganado la batalla
(segundo gol). Porque ella repite la misma estrategia una y otra
vez, y las demás caemos como imbéciles en volver a ponerla de vuelta y media. Y
ella a forrarse más. Y que si ahora un Salvame de Luxe,
que si ahora un reality, que si ahora, además, me opero algo…
Porque además de declaraciones polémicas
también ha cometido actos polémicos, como colaborar en la radio de ese
amiguito suyo llamado Federico Jiménez Losantos. Ese amiguito
tan fascista, ese que saldría a la calle con un rifle a asesinar a
políticos de Podemos, pero que Alaska dice que es un tío super
íntegro, que dice lo que piensa, sin dobles intenciones, que él ese así
y así seguirá, nunca cambiará. Y desde luego que tanto el uno
como la otra dicen lo que piensan. Aunque sea para decir auténticas barbaridades,
hacer apología de la violencia o humillar o despreciar al más débil. Por lo
visto para nuestra amiguita de nombre gélido todo vale
para vender discos, todo está justificado.
Pero sigamos poniéndola verde:
Si una analiza a Fangoria Alaska desde
aquello de “Hagamos algo supercial y vulgar” a esto último de “soy una curva,
un cuadrado y una tetera esfera” se da cuenta que engañar no
nos ha engañado demasiado. Tonterías ha hecho y sigue haciendo.
Ahí hay que reconocer que tampoco nos ha tomado el pelo (tercer gol).
Nos dijo que haría superficialidades y la verdad es que no ha parado hasta el
día de hoy.
Lo malo es cuando esas
superficialidades las sacas del disco y las vomitas en entrevistas.
Que en los 80’s molaba mucho eso de ir de contra cultural
aunque cantaras una mierda para luego soltar por esa boquita alguna
burrada que escandalizara mucho. Pero claro, los 80’s pasan y una
tiene que empezar a demostrar que además de postureo hay algo más. Y más cuando
el alma del grupo ya no está.
Y bueno, Fangoria Alaska ha tenido sus
momentos buenos, mejores, pero lleva ya más de una década haciendo
tributos a Camela que ya resultan un tanto cansinos.
¿Y por qué hace eso?
Porque necesita seguir haciendo dinero.
Y como me ha pasado a mí, ha perdido a un montón de sus antiguos fans. Así que no
tiene más remedio que ir a por las nuevas generaciones del PP.
¿Y cómo las consigue?
Pues como los neofans crecieron con Xuxa
ella se ha embutido en vinilos negros pero con menos flecos
para que la cosa les resulte familiar. Ah, y luego se ha casado en Las
Vegas con un señor que parece una señora, que las neofans encuentran muy
divertida porque es analfabeta
graciosa y les recuerda mucho a Belén Esteban
pero en moreno.
¿Y musicalmente que hacen?
Ella tener su grupo y su señora otro.
Así toman el pelo se forran por partida doble.
¿Pero qué tocan?
Ah, cualquier cosa que repetida más de dos veces
se te quede clavada en el cerebro. Repetir y machacar se lleva mucho.
¿Pero qué le ve la gente que no llega a
los 30 a una señora que va a cumplir 53, que se peina
como Carmen Lomana y se pinta los ojos como un mapache?
¡Es super petarda! ¡Es divina! ¡Es usted un
sueño! ¡Una diosa! ¡Señora! ¡Brava!
Eso es lo que ven. Les parece lo
más. ¿Por qué? Porque le molan sus canciones y tararean sus estribillos.
Ya.
Es que Alaska es al show bussiness lo que
Rajoy es al PP: No oculta lo que es, pero se esconde tras un
plasma para decir salvajadas porque así nadie le puede partir la cara.
Y eso a la nuevas generaciones les parece super transgresor,
pero a las viejas nos resulta cobarde, falso, hiriente y nos
sienta como una patada en el coño
potorrete.
Y a ella no parece importarle.
¿Por qué?
Porque ella va donde huela a dinero.
Lo que siempre soñó. Y aquí tampoco
mintió (cuarto gol).
youtu.be/ndg2DJ0ypBw
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