Reportaje fotográfico: Pedro Taracena Gil
MANUEL SANZ BERMEJO
Probablemente
sea una de las joyas de
mayor valor que atesora Madrid, pero muchos
españoles desconocen su existencia. El templo de Debod es un regalo del
presidente egipcio Gamal Abdel
Nasser por la participación
española en la campaña de la Unesco de los años 60 del siglo pasado para
salvar los santuarios de la región de Nubia. Hoy, el monumento está situado en
la madrileña Montaña del Príncipe
Pío.
Según
sostiene la Real Academia de la Historia, el templo fue
fundado en la Baja Nubia -región atravesada por el río Nilo
entre Asuán, en Egipto, y Jartum, en Sudán- 200 años antes de
Cristo. El monumento, que fue ordenado construir por el rey kushita Adijalamani de Meroe, estaba dedicado al dios Amón de Debod, «padre de todos los
vientos», y a Isis de Filé, «diosa de la maternidad».
Posteriormente, fue embellecido y reformado por los faraones de la dinastía
ptolemaica.
En
el año 30 a. C. Roma conquistó
Egipto tras la victoria de Octavio
Augusto sobre Marco Antonio y Cleopatra.
El emperador Augusto añadió al santuario un «mammisi» o «capilla donde nacen
los dioses», y más adelante el Imperio romano continuó la ampliación y
renovación del edificio hasta que en el 635 d. C. se puso fin al culto pagano
en la Baja Nubia. El templo fue clausurado y abandonado, y Occidente se olvidó
de Egipto y de Nubia hasta el siglo XIX. Para entonces, nómadas, cristianos y musulmanes ya habrían pasado por el santuario.
La amenaza de la presa de Asuán
Entre
los años 1898 y 1902 se construyó la presa
baja de Asuán que sumergía el
templo en las aguas del río Nilo durante nueve meses al año. Las inmersiones
deterioraron la piedra del santuario, cuyos relieves perdieron sus brillantes
colores. Durante medio siglo sólo se pudo visitar el monumento en los meses de
verano, cuando emergía de las aguas. Pero el mayor peligro vendría 60 años
después, cuando un total de 22 monumentos nubios se vieron amenazados por la
construcción de lapresa alta de
Asuán (1960-1970), iniciativa de Nasser financiada por la Unión Soviética de Nikita
Jrushchov.
El templo quedaba sumergido en las aguas del Nilo durante nueve meses al año
El recién nacido lago
Nasser amenazaba con ahogar bajo sus aguas todas estas joyas arquitectónicas.
Por esta razón, el 8 de marzo de 1960 la Unesco llamó
a las naciones de todo mundo a salvar los templo nubios. Un total de 50 países
aportaron a la campaña 26 millones de dólares, y un gran número de particulares
otros siete millones más. España aportó más de medio millón de dólares,
convirtiéndose en uno de los
estados más generosos. En agradecimiento, Egipto donó el templo a España en
1968.
Algunos
de los santuarios fueron llevados a las orillas del lago, pero cuatro, entre
ellos el de Debod, fueron trasladados a otros tantos países que participaron en
el plan de la Unesco. Así, el Templo de Taffa se encuentra en la actualidad en el Museo Nacional
de Antigüedades de Leiden (Países
Bajos), el de Ellesiya en el Museo Egipcio de
Turín y el de Dendur en el Museo Metropolitano de Arte de Nueva York.
Cruzando el Mediterráneo
El templo de Debod fue el primero en ser rescatado. Como
paso previo a su despiece, se realizó una descripción detallada del monumento,
del que se tomaron numerosas fotografías y se copiaron sus inscripciones. El Servicio de Antigüedades Egipcias,
en colaboración con una misión polaca, desmontó el santuario y trasladó los
sillares a la Isla de
Elefantina, frente a Asuán. Allí permanecieron una década.
En
1970, el templo bajó el río Nilo desde Elefantina hasta llegar a Alejandría, desde cuyo puerto cruzó el mar
Mediterráneo en el barco«Benisa» hasta
llegar a Valencia.
Un total de 90 camiones trasladaron los 1.356 bloques en que se había dividido
el santuario hasta la madrileña Montaña del Príncipe Pío, lugar donde se
produjeron los fusilamientos
del 3 de mayo de 1808 y se
levantaba el Cuartel de la
Montaña, en el que comenzó el alzamiento militar de 1936 en la capital de
España. Una vez reconstruido, el monumento nubio fue inaugurado oficialmente
dos años después, en 1972, por el alcalde de Madrid Carlos Arias Navarro.
Hoy,
el santuario está amenazado de muerte por la
contaminación, la humedad y el vandalismo de la capital de España, por lo que Fernando Villalonga, delegado
de Las Artes del Ayuntamiento de Madrid, ha planteado cubrirlo de alguna manera
para asegurar su supervivencia. El 24 de diciembre de 1970 ABC denunció los males que ya entonces sufría el
monumento, «que no habrían ocurrido si este valioso obsequio del Gobierno de la
RAU hubiese ido a parar a lugares más idóneos, con climas cálidos: Almería y Elche lo
solicitaron antes que Madrid. En una u otra ciudad debió ser reconstruido».
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