26 DE JULIO ESTRENO DE “TRES 60”
Una película del director Alex Ezcurdia
En el pase de la proyección de Trece 60 para los medios de
comunicación, he sido espectador de una película que honra al Séptimo Arte
español. Un relato con cierta intriga, donde el final de la historia la tiene
que encontrar cada cual en los despertares del protagonista. Un montaje ágil,
aprovechando recursos naturales o provocándolos, donde se mezcla la frescura y
creatividad de la niñez y la adolescencia, con los planes fríos y nada ingenuos
de la senectud y longevidad. En el fondo es una historia de amistad que
transcurre por la vida y que al final encuentra el amor.
La fotografía y los efectos de luz son en sí una lección
magistral. Abundan las escenas muy bien conseguidas de extremo agobio y exteriores
breves de bellísimo vértigo. Los primeros planos están arropados con expresivos
coloquios; utilizando una jerga actual y utilizando para llevar a cabo la trama, tecnologías de última generación. Una película
que enganchará sin duda a los jóvenes y a todos aquellos que no hayan
renunciado a seguir enamorados de una ilusión.
ÉPOCA BRILLANTE DE ESTUDIO UNO DE TVE
VÍDEOS DE OBRAS DE TEATRO DE RTVE
TEATRO (Crítica)
En estos días concluye la representación de, A cielo abierto, en
el Teatro Español de Madrid. Obra escrita por David Hare y
dirigida por José María Pou. Con una duración (intermedio incluido) de 2 horas
30 minutos. La historia transcurre en un loft
una tramoya que permanece inmóvil con todo lujo de detalles ambientales tanto
en el atrezo como la luminotecnia. Amaneceres y ocasos, así como olores que se
desprenden de la preparación de la cena, ambientan y arropan el drama de los
tres personajes que nos cuentan su circunstancia vital. En el texto traducido al
castellano, es difícil de apreciar si la versión original utiliza la jerga
real, o quizás se haya excedido en expresiones coloquiales abusando de tacos,
que sin embrago procura que los diálogos sean más creíbles. Lo que sí es
verosímil que hayamos perdido belleza literaria en aras de escenificar un
relato crudo y realista.
Con estos ingredientes
el director realiza una puesta en escena de una historia humanística insertada
en la situación social del mundo actual. La globalización hace que esta obra se
convierta desde su origen en universal. El capitalismo liberal y salvaje y el
mundo de las ideas y de las ilusiones, entran en colisión dejando no pocas
víctimas en su inmisericorde logro de sus objetivos próximos y materiales.
Progresismo y conservadurismo. Vida práctica y pragmática y en frente, la vida
un tanto bohemia y de compromiso moral con la sociedad. Se trata de una
historia de amor y desamor, de infidelidad y de culpa. Esta amalgama de pasiones
y amarguras, se entrelazan con un conflicto generacional. Una especie de
vodevil dramático, donde los personajes se buscan pero no se encuentran, y la
muerte lejos de reconducir sus vidas, le otorga tintes trágicos.
En A cielo abierto, la presentación, de la trama la protagoniza
el adolescente del reparto; irrumpiendo en la escena reivindicando su posición
en la sociedad, indignado por el choque generacional que tiene contraído con su
padre, después de la muerte de su madre. El
nudo lo protagonizan los amantes frustrados. Un dialogo denso, agrio y a
veces abocando a los protagonistas al límite, donde el final no les lleva a
ninguna parte.
La primera parte
transcurre con dinamismo resolutivo, acercándose a la estructura de una pieza
acabada. Las primeras escenas de la segunda parte pueden ser percibidas como
pesadas y difuminadas en la niebla densa de la compleja relación sentimental de
los personajes. La interpretación de los dos protagonistas, José María Pou y
Nathalia Poza, supone un alarde del bien hacer en el arte de Talía. Trágicos y
cómicos en algunos momentos, mostrando el drama de la sociedad, sin perder el
ambiente intimista. La obra concluye tan desoladora como el amanecer frio que
congela la despedida de los protagonistas, de aquel amor producto de la
infidelidad y la culpa. Pero el desenlace
del relato lo pone el mismo joven, el actor Sergi Torrecilla, que irrumpió
en aquel amanecer negro del principio. La última escena gélida por la ausencia
del amor, se llena de luz invitando a la que fue la amante de su padre, a un
desayuno preñado de ilusiones y esperanza, servido en bajilla de plata, y convirtiendo
aquella estancia un tanto bohemia, en un hotel
grand luxe. La vida continúa. Pedro Taracena Gil
Enlace con el Blog del profesor FÉLIX REBOLLO
Enlace con el Blog del profesor FÉLIX REBOLLO