TRABAJO FIN DE CURSO
Profesor: Don Enrique San Miguel Pérez
Alumno: Pedro Luis Taracena Gil
Título original: Le défroqué
Año: 1954
País: Francia
Duración: 107 min.
Género: Drama
Categoría: Sacerdotes
Calificación moral: +7
Director: Léo Joannon
Guión: Léo Joannon, Roland Laudenbach, Denys de La Patellière
Música: Jean-Jacques Grünenwald
Fotografía: Nikolai Toporkoff
Reparto: Pierre Fresnay, Pierre Trabaud, Nicole Stéphane, Marcelle Géniat, Jacques Fabbri, Abel Jacquin
El padre Mascle, capellán de un campo de prisioneros, se desmaya oficiando misa y es trasladado a la enfermería. Consciente de la gravedad de su estado, solicita la extremaunción y, a falta de otro sacerdote, pide la asistencia de un recluso que colgó los hábitos. Ante el asombro de todos, el indicado resulta ser Maurice Morand, un hombre de mediana edad, que constantemente se burla de las creencias de los deportados católicos. No sin oposición, Morand accede a darle el último sacramento al moribundo religioso, despertando el interés de un joven amigo, llamado Gérard Lacassagne, que se siente interpelado por el sacerdocio.
La película comienza durante la Segunda Guerra Mundial y sigue los pasos de un antiguo clérigo, convertido en acérrimo enemigo de la Iglesia, pese a que, fuera de ella, no ha conseguido encontrar su camino. Su complejo y atormentado personaje es interpretado con brillantez por Pierre Fresnay. El actor galo había firmado, años antes, una memorable representación de san Vicente de Paul en Monsieur Vincent, otro de los relevantes títulos religiosos que ha deparado el cine francés.
Uno de los aspectos más destacados de este largometraje, dirigido por Léo Joannon, reside en la atención que presta a los sacramentos, incluso, mediante un dubitativo Morand. Esta particularidad se manifiesta desde el inicio, cuando el bondadoso padre Mascle le insiste a Morand para que le imparta la extremaunción, señalándole que un sacerdote lo es para siempre. En otro pasaje, el protagonista pone a prueba al ya seminarista Gérard Lacassagne en un turbio local de copas, consagrando una cuba de vino que éste debe beber para evitar un sacrilegio.
Es una lástima que, con el trascurso de los años, esta cinta haya ido quedando relegada al olvido, pues parte de una singular premisa, desarrollada en un denso guión. La trama plantea un tema muy actual, escenificando la contradicción que supone tratar de llevar una vida cristiana, prescindiendo de la Iglesia. Por otra parte, a través de Morand afirma que “todos los caminos pasan por Emaús”, refiriéndose a que toda persona tiene su momento de dudas y de rebeldía ante Dios, mientras no reconoce el verdadero rostro de Cristo.
La obra fue galardonada con el Oso de Bronce y con el premio OCIC en el Festival de Berlín. Además, recibió dos nominaciones a los BAFTA.
EL RENEGADO
EL RENEGADO DVD
EL RENEGADO
Del part. de renegar.
1. adj. Dicho de una persona: Que ha abandonado voluntariamente su religión o sus creencias. U. t. c. s.
2. adj. coloq. Dicho de una persona: Áspera de condición y maldiciente. U. t. c. s.
3. m. Variedad del juego del hombre en la que participaban tres jugadores.
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COMENTARIO
Ego te absolvo a peccatis tuis in nomine Patris et
Filii et Spiritus Sancti
La asignatura de La historia y sus protagonistas a través del cine, me permite hacer
una reflexión del papel de la religión en la Francia de la Segunda Guerra
Mundial y en la España de 1970, que es cuando tuve la oportunidad de ver la
película EL RENEGADO. No obstante, esta reflexión se mueve entre el
nacionalcatolicismo imperante en la dictadura y mis vivencias religiosas. Es
decir, que esta valoración es estrictamente vivencial y contada en primera
persona. La secuencia se desarrolla en abril de 1945 y yo nací en octubre de
1944. La película es de 1954 y yo tomé la primera comunión el 2 de mayo de
1952.
La película se exhibía en uno de los cines de
Madrid llamados de Arte y Ensayo. Donde los espectadores éramos una minoría.
Allí se proyectaban las versiones originales con subtítulos en español. También
se celebraban proyecciones en centros culturales más o menos clandestinos. Los
denominados Cine-Fórum, manteniendo debates políticos con el pretexto de
culturales.
Es obvio que, en la década de los setenta Francia
y España, aunque la geografía les mantenía en el mismo conteniente, ambos
países pertenecían a las antípodas. Uno del otro. Francia era y hoy sigue
siendo una República laica. Sin embargo, España era una dictadura y ahora es
una monarquía parlamentaria, pero con todas las reminiscencias del
nacionalcatolicismo. Es decir, la alianza trono-altar y el maridaje
Iglesia-Estado.
Además de recibir una educación religiosa, el
catolicismo lo asumí como una verdad absoluta. Mantuve una creencia
inquebrantable, donde la fe y la razón mantuvieron una lucha en cuya batalla,
siempre la fe estaba en posesión de la Verdad. Estudiar la asignatura de
religión para mí no era sacar sobresalientes, sino obtener el pasaporte para la
salvación de mi alma. Tuve dudas vocacionales no solamente sacerdotales, sino
de vida contemplativa. Mi paso por el Servicio Militar obligatorio, me hizo
vivir la versión castrense de la dictadura, enfrentándome dialécticamente al páter del Regimiento. Estos avatares me
han permitido sentirme identificado con los principales personajes, que en mi
caso eran reales. En los años setenta en España se vivía una época que se podía
corresponder con el episodio de la película de EL RENEGADO. De la obra
cinematográfica, que no con la sociedad francesa en su conjunto.
Los sentimientos laicos y religiosos de todos los
personajes, me hicieron vivir en mis propias carnes, aquellas emociones que
llevaron a los protagonistas de este relato, a un desenlace trágico. De la
presentación, nudo y desenlace de esta obra, lo más importe es la trama como
consecuencia del factor religioso, en países teóricamente laicos. Europa había
sufrido las Guerras de Religión, el Renacimiento, la Reforma Protestante, la
Revolución Francesa, la I y la II Guerra Mundial. Sin olvidar la caída del
nazismo alemán y del fascismo italiano.
Forzando un cierto paralelismo, en España disfrutó
de la Constitución 1812, soportó el absolutismo de Fernando VII, el reinado de
la Casa de Borbón, la República 1931-1939, un golpe de estado que provocó la
Guerra Civil 1936-1939 y la dictadura fascista del nacional catolicismo,
1939-1975. Es evidente que la anécdota de EL RENEGADO filmada en los años
cincuenta y proyectada en un cine en Madrid veinte años más tarde, arroja unas
conclusiones que son producto de las circunstancias vividas en ambos países.
Algunos detalles nos hacen abundar en la similitud de circunstancias en la
Francia republicana y la España del nacional catolicismo. Cuando los
prisioneros vuelven a casa, el joven Gérard pasa el control de identificación y
el policía le pregunta por su profesión, y el chico le contesta que
seminarista. Pero el gendarme le plantea si seminarista es una profesión. Es
entonces cuando Maurice Morand, precisa que en realidad se trata de un eclesiástico,
salvando así la situación. Este detalle marca la diferencia entre un estado
laico y otro confesional. La profesión de sacerdote en Francia no tiene ninguna
consecuencia legal. Sin embargo, este mismo campo cumplimentado en España
supone que un sacerdote es célibe y no puede ni casarse ni tener hijos. En la
España del nacional catolicismo, cuando la ley civil se confundía con la ley
canónica, un cura no podía legitimar un hijo ante la ley. Era preciso obtener
la secularización y entonces sí podía legitimar su matrimonio y su
descendencia. Siempre por la vía sacramental.
Mi formación más que religiosa, teológica y
dogmática, me permite valorar el realismo dramático de todos los
personajes. Es evidente que el guionista
conoce perfectamente el Nuevo Testamento y la Tradición de la Iglesia. Ha
presentado en el texto los hitos más importantes de la Teología Dogmática: el
perdón de los pecados, la transustanciación, el orden sacerdotal y la
absolución en el momento de la extremaunción. Son valores cargados de emociones
y sentimientos. La negación de esta doctrina es considerada como pecados
graves. Que la Iglesia con su infalibilidad establece como la columna vertebral
del Credo de Nicea, como la promesa bautismal.
Evidentemente, la sociedad francesa de los años
cincuenta no es la misma que la sociedad española de los años setenta. Pero el
déficit de laicismo que existe en la España actual, nos aleja más de Francia y
de los países más progresistas de la Unidad Europea.
La acción está distribuida con toda precisión a
través de la personalidad de todos los protagonistas del drama. No seré yo
quien realice ninguna valoración del trágico desenlace.
No obstante, la escena de mayor simbolismo
teológico es cuando estando en el cabaret, el renegado, pronuncia las palabras
del canon de la misa, sobre la cubitera donde ha vertido una botella de vino: Hic est enim calix sanguinis mei novi, aeterni testamenti, mysterium fidei, qui pro vobis, pro multis effundetur in remissionem peccatorum.
El filme termina con el precipitado
arrepentimiento y posible salvación, en el momento que el renegado tomó en sus brazos al joven clérigo, al cual ha dado
muerte, entregándose a la Policía: Soy un
sacerdote católico… Exclama, habiéndose colocado la sotana del recién
tonsurado.
GALERÍA DE IMÁGENES DEL FILM "EL RENEGADO"
EL CELIBATO
IMPOSICIÓN DEL CELIBATO EN LA IGLESIA CATÓLICO
VERSIÓN PDF TRABAJO FIN DE CURSO SOBRE "EL RENEGADO"
Editor Pedro Taracena Gil
Nota: In illo témpote
En Madrid en plena dictadura se proyectaba en Cine de Arte y Ensayo la película Le Defroqué.
Cine Peñalver 1970
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