El Ángel Caído
(Cuento teológico) 1995
En la Biblia, es decir en las
Sagradas Escrituras, no se narra literalmente la historia del Ángel Caído. No
obstante, una deducción teológica de la Iglesia, así como la tradición desde
los primeros Santos Padres, la rebelión de Luzbel o Lucifer contra Dios, ha
quedado definida en una doctrina llena de verosimilitud. Esta historia se la he
contado a mi hijo en forma de cuento, desde que era muy pequeño. No es nada normal que un padre del siglo XX
trate este tipo de temas con su hijo.
Pero todo sucedió cuando él mismo era testigo de la infinidad de veces
que su padre era capaz de fotografiar la escultura del Ángel Caído del escultor
Ricardo Bellver, situada en el madrileño parque del Buen Retiro. Sus
interrogantes me hicieron recordar que:
“Érase una ve que Dios, uno y
trino, es decir que, siendo un solo Dios, tenía tres personas distintas y cada
una de ellas seguían siendo Dios. El Dios Padre, el Dios Hijo y del amor de
ambos engendraba el Dios Espíritu Santo.
Pues este ser infinito, creó el mundo en seis días y después se tomó un
descanso. Estas cosas de los dioses no son fáciles de entender a los humanos,
pero sigamos con el cuento. Al mismo tiempo, también creó los ángeles. Eran
espíritus puros y muy inteligentes que estaban al servicio de Dios. Formaban
tres ejércitos celestiales jerarquizados subdivididos en tres coros. La primera
jerarquía: Serafines, Querubines y Tronos; la segunda, Dominaciones, Virtudes y
Potestades; la tercera, Principados, Arcángeles y Ángeles A cada categoría le
estaba encomendada una misión. Llegado el momento, Dios llamó a su presencia a
Luzbel, el más bello e inteligente de los ángeles. Entonces, Dios le dijo: En
la consumación de los tiempos, Nos, la Santísima Trinidad (Padre, Hijo y Espíritu
Divino), Hemos decidido que el Hijo se encarne en una mujer cuando el espíritu
la cubra con su sombra y sin dejar de ser Dios, será verdadero hombre. El
Hombre Dios. Y como tal, tú y toda la Corte Celestial deberá servirle y
adorarle. Entonces, Luzbel, el más bello de todos los espíritus angélicos
creados por Dios, se reveló contra Dios y en un acto de soberbia exclamó: ¡Non
serviam! Según los teólogos, los ángeles hablaban en latín y en español quiere
decir, no le serviré. Junto a Luzbel parte de las divisiones celestiales
tomaron como líder al ángel rebelde. La contestación fue contundente. Como
Justicia Suprema, respondió Dios: Considero a Luzbel y a sus seguidores como
enemigos de Dios y arderán eternamente en las llamas del infierno. Desde entonces
inducen a los hombres a la rebeldía y la desobediencia. A Eva, la primera mujer
tentada por el ángel rebelde o Ángel Caído, en el Paraíso Terrenal, se le
presentó bajo la figura de una serpiente.
A Luzbel se le conocería en adelante bajo varias denominaciones:
Lucifer, Demonio, Diablo, Maligno, entre otros apelativos despectivos. Desde
entonces aquí está El Ángel Caído, libre y feliz de haber decidido su destino.
Cuentan los viejos libros de la Cuesta de Moyano, que cuando hay luna llena,
ilumina su figura en recuerdo de su primitivo nombre, Luz Bella”.
Hasta aquí el cuento que mi hijo
me pedía que se lo contara una y otra vez. Quizás le llamaba la atención la
expresión de belleza que presentaba, en comparación con las imágenes del diablo
más al uso. Orejas, cuernos, rabo, uñas de rapiña y sobre todo alas en forma de
vampiro o murciélago. Más que un ángel, era una bestia alada.
No obstante, como todos los
cuentos han de tener su moraleja, la interpretación que yo hice ante mi hijo de
esta historia, fue un tanto herética y falta de todo rigor teológico. El Ángel Caído, no es condenado por soberbio,
sino por rebelde. Es el símbolo de la adolescencia y de la juventud. Cuando el
niño va descubriendo el mundo, se rebela contra él y hace de su vida el estandarte
de la libertad. Es verdad que esta moraleja, sin la complicidad de la escultura
de Bellver, habría sido imposible.
Este joven alado, me hace volar
con la imaginación a otro joven desnudo también, pero con una honda entre sus
manos. Se trata de la colosal escultura del David de Miguel Ángel Buonarrotti,
representado como un niño, en lugar del longevo rey de los salmos. Esculpido
sobre una pieza de mármol de Carrara se trata de “un adolescente victorioso
sobre la tiranía y la fuerza del opresor”. En
este caso Goliat. Esta estatua de David de 5.35 metros de altura y 500 años de antigüedad, se conserva en la Galería de la Academia de Florencia, traspasa el tiempo y el espacio y hoy es el símbolo de “la defensa de las libertades republicanas de la ciudad y sus habitantes contra la tiranía medicea. De los Médicis”. Ambas esculturas, El Ángel Caído de Bellver y el David de Miguel Ángel, presentan una característica común. Provocan con su libertad la hipocresía popular ante un desnudo. Las diferencias las marcan las armas que utilizan para defenderse y liberarse. El Ángel Caído las alas del libre albedrío y el David la honda utilizada con la inteligencia del más débil.
Ambas esculturas han marcado un
hito en mi trayectoria como fotógrafo. La belleza, la libertad, la perfección
platónica, el humanismo. Debo de confesar que la metáfora de mi relato ha
desbordado la breve y simple idea final de un cuento.
Pedro Taracena Gil
De la Real Sociedad Fotográfica
GALERÍA DE IMÁGENES
Fotos: Pedro Taracena Gil
RICARDO BELLVER, escultor
español (Madrid 1845-1924), uno de los más importantes de la segunda mitad del
siglo XIX. En 1861 expuso El cacique Tucapel, obra que revela la extraordinaria
precocidad de su autor. Estudió en la Academia de San Fernando. Modeló tres
bustos, entre ellos el de Goya; en 1862 obtuvo la pensión de Roma con una
estatua de David; desde esta misma ciudad mandó un busto del Gran Capitán, un
relieve con el entierro de Santa Inés y modeló su primera obra, El Ángel Caído
(1878), desnudo de crispación berniniana, en el que se aprecian asimismo
influencia de Miguel Ángel, que se colocó en los jardines del Retiro de Madrid,
después de alcanzar primera medalla en la exposición de 1881. Durante otra
estancia en Roma, modeló la estatua del navegante Juan Sebastián Elcano en
Guetaria. Otras obras de su cincel: Estatuas de mármol de los santos Andrés,
Pedro, Pablo y Bartolomé (San Francisco El Grande de Madrid); Virgen del
Rosario (San José Madrid) y el mausoleo del arzobispo de Sevilla Luis de Lastra
y Cuesta.
Lo siento, Pedro... es imposible enfrentarse a ese texto desde ningún punto cardinal y no digamos, desde la libertad de pensamiento.
ResponderEliminarSi ya de entrada metes a "los santos padres" (cuando puedas me explicas lo que es esa mierda de santo padre's) y lo siguiente son las deducciones teológicas de esas ratas, los mayores criminales, violadores, asesinos, mentirosos, charlatanes, genocidas, esclavistas, vende-recién-nacidos, hipócritas, mongólicos-pensantes, retorcidos, patrañeros, asusta-viejas, frustrados, cobardes, ladrones, quema-brujas, quema-brujos, quema-libros, infames y ese etc, etc, etc del que podría estar calificando y nombrando durante más de dosmil años con todos los apelativos, adjetivos y bien-merecidos apodos que como nadie esos de las deducciones teológicas se merecen. Los "muera la inteligencia" no deben tener NUNCA la consideración de que se hable de ellos y si se hace, es solo para exponer su infamia.