Pregunta: ¿Cuántas NATURALEZAS hay en Cristo?
Respuesta: DOS: Divina y Humana.
P. ¿Cuántas Personas?
R. UNA: que es Divina.
P. ¿Cuántos ENTENDIMIENTOS?
R. DOS: Divino y Humano.
P. ¿Cuántas VOLUNTADES?
R. DOS: Divina y Humana.
P. ¿Cuántas MEMORIAS?
R. UNA: Humana, ya que en cuanto DIOS lo tiene todo presente.
Catecismo de Ripalda siglo XVI
MI PERSONAL LECTURA TEOLÓGICA DE LA SEXUALIDAD
Por Pedro Taracena
Observando estas imágenes de hombres consagrados, aunque fuese desde el punto de vista teológico más laso, suponen una transgresión de los valores de pureza, pudor y virginidad, tradicionalmente aceptados por la observancia ortodoxa. No obstante, me voy a permitir hacer una lectura más realista contemplando que la segunda persona de la Santísima Trinidad, se hizo hombre manteniendo dos naturalezas, divina y humana.
Si el Cristo poseía las dos naturalezas, no sería
razonable mutilar una de ellas o castrar atributos que la caracterizan y
constituyen. Y como consecuencia de esta semejanza con el resto de los hombres,
la lógica divina no contemplaría someter a la humanidad a esta contradicción.
Ateniéndome siempre a los principios de humanidad, debería ser verosímil que el
Cristo tuviera un desarrollo humano sacralizando todo aquello que Dios había
dispuesto. Evidentemente me estoy refiriendo a la sexualidad inherente a la
persona humana de Cristo en particular, y al género humano en general.
Es una osadía por mi parte pensar que quizás los
diseñadores de estas secuencias, no estuvieran realizando una acción
trasgresora sino una lectura teológica, más acorde con la nueva interpretación
de los signos de los tiempos. Estas situaciones presentadas en esta galería de
imágenes, sacralizan la sensualidad, la sexualidad y el erotismo. Más aún,
libres de prejuicios y complejos muestran el misticismo de la condición sexual
del ser humano. Esta interpretación presenta al Dios más Hombre y al Cristo más
Dios.
La sexualidad como valor positivo y el gozo
erótico, son virtudes que engrandecen al ser humano y le asemejan más al
Hombre-Dios. La sexualidad se ensambla en el amor sin entender de géneros. La
genitalidad sirve para la procreación mediante el ayuntamiento de una mujer y
un hombre. No obstante, la sexualidad hace iguales a hombres y mujeres, y es la
expresión de su amor sin distinción de género. Esa es la grandeza de la
naturaleza humana del Cristo hecho Hombre.
Las antiguas religiones de la India, Arabia y
China consideraban el bienestar, la comida, la bebida y las relaciones sexuales
no solo como partes esenciales de la psique humana, sino también como deseos que
no se podía reprimir. Ya que no se podían suprimir, había que hacer buen uso de
ellos: perfeccionarlos y utilizarlos como vía para conseguir una vida más
elevada y espiritual. Los hindúes también consideraban que la vida humana era
holística: no había división entre la religión y la vida diaria. Cada deber,
cada tarea, podía ser llevado a cabo como un acto religioso de adoración; de
esta manera no era necesario buscar un momento o lugar específico para la
adoración, sino que esta quedaba incorporada a la vida diaria.
El hecho de que los hindúes consideren que tanto
la riqueza material como el placer son caminos que conducen a la iluminación
sorprende e incluso escandaliza a los occidentales. No tanto en el camino del
enriquecimiento material, pues en muchas de sus facetas la religión cristiana
considera la riqueza como una demostración de que se ha conseguido el precepto
divino del trabajo bien hecho, sino en el sexual, puesto que, desde todos los
puntos de vista, las relaciones amorosas sólo deben realizarse con el fin de la
procreación, aunque en la Biblia solo se recomienda respetar a la mujer del
prójimo. Si además, eres católico y cargas con el pecado de la culpa, el
círculo se cierra y el sexo se convierte en algo imposible.
Por eso, hoy más que nunca, las enseñanzas como el
Tantra resultan tan importantes y llenas de sentido para la cultura occidental.
Resulta sensato incluir a Dios en la vida diaria, en cada actividad, en lugar
de excluir lo divino de lo cotidiano y reservarlo para más tarde; después de
todo, Dios está con nosotros constantemente. Los médicos tántricos
sencillamente reconocían algo que todos sabemos: que no hay separación entre
Dios y la vida. No solo lo reconocían, lo utilizaban para gozar de sus vidas y
aumentar sus oportunidades para avanzar en el camino de las cuatro vías: el
comportamiento, la riqueza, el sexo y la iluminación.
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