OCHO TEMAS SOBRE HUMANISMO

HUMANISMO 1/8 LOS EJES DEL HUMANISMO
INTRODUCCIÓN A LOS SIETE TEMAS SOBRE EL HUMANISMO

Power Point: EGIPTO Y GRECIA
Por Pedro Taracena


El David
Miguel Ángel Buonarroti
El humanismo implica el cultivo o conocimiento de las letras, es decir, las diversas ramas del saber. El movimiento renacentista propugna el retorno a la cultura grecolatina como medio de restaurar los valores humanos. Doctrina o actitud vital basada en una concepción integradora de los valores humanos. El Renacimiento asume la cultura clásica donde se integra el vivir conforme a la naturaleza, así como la ubicación del hombre en el centro del universo; desplazando la cultura medieval al ostracismo, donde Dios es el centro del mundo mientras el hombre se centraba en la salvación de su alma.
Este breve ensayo pretende ser una reflexión subjetiva al contemplar los ejes del humanismo actual, que rompen con el paradigma o con los paradigmas mantenidos por nuestros ancestros. Estos ejes son esencialmente cuatro: La Sexualidad. La Política. La Religión y Los Derechos Humanos. El hombre es imposible enajenarse de la sexualidad que emana de su propio ser, tampoco puede eludir la polis donde habita, la religión que le influye y conduce, y por último tampoco puede renunciar a los derechos que posee y los deberes que le son exigidos.

JAM MONTOYA
La Sexualidad: No considero una frivolidad darle una importancia vital al sexo. Cuando todavía en algunos sectores de la sociedad, este aspecto está exclusivamente reservado a la procreación. En una sociedad laica los mandatos divinos nada tienen que ver con la letra y el espíritu de los marcos constitucionales, que establecen normas y reconocen derechos como si Dios no existiera. Donde los pecados se convierten en derechos y la caridad en justicia social. El derecho a la libertad sexual con una educación científica y responsable al margen de cualquier moral religiosa, deja el camino libre para usando la razón, separar la sexualidad de la procreación. El amor de la realización sexual. El sexo del amor y del cariño. Ver claro el derecho que no la obligación a la maternidad y la paternidad. El derecho al control de natalidad. El derecho de las mujeres a decidir sobre su propio cuerpo. Lo positivo de la investigación con células madre en pro de la vida y salud de otros seres humanos. El derecho al aborto sin intervención tutelar del Estado en contra de la libertad la mujer. El derecho al matrimonio igualatorio, donde se rompe con un paradigma de origen bíblico que ahora no sirve. Las relaciones sexuales entre hombre y entre mujeres. La valoración de las múltiples estructuras familiares basadas en el amor, la conveniencia mutua, el cariño y la ternura, no en el Derecho Canónico. Toda esta vasta estructura social está basada en que la mujer y el hombre no somos seres asexuados. Este primer eje no excluye que haya eunucos por el reino de los cielos y gentes que renuncien a realizarse sexualmente en aras de otros valores sin jerarquización alguna. Por este motivo la sexualidad no es baladí considerarla como uno de los ejes de mi ensayo.


Yunquera de Henares con el Pico Ocejón al fondo (Guadalajara) P. Taracena
La Política: La concepción política de Aristóteles se fundamenta sobre una afirmación: “el hombre es social por naturaleza”. Y San Agustín subrayó el carácter dual y contradictorio del hombre: «No hay animal alguno tan discordioso por vicio y tan social por naturaleza como el hombre». Con estas premisas el mundo clásico y la escolástica sientan las bases de la estructura del Estado, y de aquí tiene su origen la gestión de la polis, de la ciudad o de la ciudad-estado. Cuando alguien dice que no entiende de política o que su vida transcurre al margen de ella, solo podemos determinar que es una forma de hablar pero que no se ajusta a la verdad y mucho menos a la realidad. Todos los habitantes de una polis (población, ciudad, nación, estado), desarrollan su vida inmersa en la política y tienen muy claro qué acciones políticas le son afines y cuáles no, aunque no hablen con propiedad al referirse a ellas. Exactamente igual que si un ciudadano no supiera definir qué es escribir en prosa, cuando lleva haciéndolo toda su vida, no solamente escribiendo, sino hablando en prosa, más aún, hasta en ocasiones se habrá expresado de forma prosaica. La Política con mayúscula contiene una gran variedad de acepciones: “Arte, doctrina u opinión referente al gobierno de los Estados. Actividad de quienes rigen o aspiran a regir los asuntos públicos. Actividad del ciudadano cuando interviene en los asuntos públicos con su opinión, con su voto, o de cualquier otro modo. Cortesía y buen modo de portarse. Arte o traza con que se conduce un asunto o se emplean los medios para alcanzar un fin determinado. Orientaciones o directrices que rigen la actuación de una persona o entidad en un asunto o campo determinado”. Los ciudadanos lejos de eludir su condición de habitante de la polis, desarrollan cada cual en su nivel todas y cada uno de las cualidades de la acción política. Gobernantes y ciudadanos.


Cementerio del Este de Madrid. P. Taracena
La Religión: Huyendo de definiciones de alto nivel teológico, podemos afirmar que llamamos religión a la creencia en una deidad que se revela a los hombres; llevados por una exigencia de transcendencia que desborda lo terrenal. En la mayoría de los casos, el contenido de esta doctrina es interpretado y gestionado por una clase sacerdotal, que se arroga la infalibilidad de la verdad revelada; elevando esta verdad a la categoría de verdad absoluta. Siempre al margen de cualquier deducción donde la razón sea el único elemento de análisis. A lo largo de la Historia de la Humanidad en el mundo de tradición judía, cristiana e islámica, las tres religiones monoteístas han tenido una influencia decisiva en el devenir de las sociedades y los estados. Si analizamos el mundo actual podemos observar que se dan tres situaciones como muestra de tres etapas, algunas de ellas superadas en la actualidad. Hay naciones donde aún domina la autoridad teocrática. Es decir el poder viene de Dios y lo administra una clase sacerdotal sobre la población civil. Decretando normas religiosas para la gobernanza de los estados. Ejemplo: Irán. Otro grupo de naciones están en una situación de transición donde se pretende establecer un difícil equilibrio entre lo religioso y lo laico. Ejemplo: Países de la denominado primavera árabe, Egipto, Libia… Y un tercer grupo de naciones son las democracias que han superado el maridaje Iglesia Estado o la alianza trono-altar. Ejemplo los países de la Reforma en Europa y el ejemplo de España, donde formalmente se ha pasado del nacionalcatolicismo a un régimen democrático aconfesional.
Aseverar que la Religión no es un eje del humanismo, es faltar a la verdad histórica. La religión ha influenciado y en menor medida influye en la vida individual y colectiva de los ciudadanos, al margen de las leyes civiles. Y hasta el día de hoy persisten conflictos por motivos religiosos y se ejerce la violencia de muy variadas formas, bajo el pretexto de leyes ancestrales pseudoreligiosas: Los crímenes de honor, la ablación, la desigualdad, la violencia de género, la negación del derecho a la educación de niñas y mujeres, y el quebrantamiento sistemático de los derechos más elementales.
Los tres ejes tratados más arriba, la Sexualidad, la Política y la Religión, son herramientas para valorar las variables sobre las cuales se mueve el hombre actual. Pero el cuarto eje es la piedra angular que nos adentra en el mundo civilizado donde el centro indiscutible es el ser humano, ajeno a deidades y religiones.


Guernica
Pablo Picasso
Los Derechos Humanos: La Historia está plagada de guerras y conflictos de todo tipo, para abordar este grave problema, la Organización de Naciones Unidas, estableció en 1948 la Declaración Universal de los Derechos Humanos, como marco referencial para situar al hombre en el centro de la humanidad. Si los tres ejes anteriores nos sirven para hacer un diagnóstico de la situación, esta Declaración otorga a los Estados una base jurídica para el reconocimiento de los derechos inalienables de los seres humanos. No obstante hay países que no se han adherido a este código básico y que desde su órbita de poder entorpecen y torpedean acciones en pro de los derechos de los hombres. Al unísono con esta Declaración está el principio de Justicia Universal que entiende de crímenes de lesa humanidad, y también hay que lamentar que haya países que trafiquen con acuerdos económicos en lugar de propiciar la tutela de los derechos de las personas.
Estos cuatro ejes constituyen un ensayo que puede servir de punto de partida para contrastar reflexiones. Y sobre todo para hallar una posición personal dentro de este enorme espectro social donde cada cual ubica su experiencia vital.
HUMANISMO 2/8 EL MACHO IBÉRICO

Ensayo

Por Por Pedro Taracena

P. Taracena

Nunca he sido una mujer, siempre he sido un ser humano. Son los demás que me quieren ver como un par de jambas sin cabeza.

El macho ibérico podría ser cualquier animal, que perteneciera a una especie particular de la península ibérica, en riesgo de extinción. Pero este ensayo se va a ocupar de otro animal, en este caso racional, como es el hombre. Viene acuñándose el apelativo de macho ibérico, al referirse a un varón de características genuinas oriundo de España, que en un tiempo se denominó Iberia. Es tanto como decir que es la raíz del españolismo, puesto que ibérico es el gentilicio más primitivo que se conoce. Cuando se dice que este hombre es un macho ibérico, se quiere afirmar y definir que estamos ante un ejemplar, que conserva las más puras esencias del hombre. Se considera más hombre que el resto. Sus características, poder, fuerza y atributos masculinos, le hacen el portador de los valores tribales de la raza a la cual pertenece. En este breve trabajo sólo se puede tratar, por razones obvias, el macho ibérico de la segunda mitad del siglo XX. Desde los años cincuenta en adelante, la sociedad española ha arrojado suficientes muestras, como para configurar el perfil del macho ibérico de nuestros días. Aunque la civilización del siglo XXI está declarando la guerra a este espécimen, aún quedan reservas particulares donde no falta quien pretende vedar su caza.

En la década de los cuarenta al abrigo del imperio del nacionalcatolicismo, el macho ibérico obtiene la bendición sagrada de la supremacía sobre la mujer, como reafirmación de su virilidad. No obstante la religión no le reconoce el uso de sus atributos sexuales, hasta que no llegue al matrimonio. La sociedad, sin embargo, es permisiva con los usos y abusos de su conducta sexual. Y podemos asegurar como base de este ensayo, que el poder del macho ibérico está basado en ser el más en todo, pero de forma expresa en su potencia sexual. Podía fornicar con quien se dejara. Cuanto más joven y más veces, más macho y más hombre. En cambio, la mujer debía ir virgen al matrimonio. El macho ibérico imita a sus progenitores; desahogándose con las prostitutas u otras mujeres que se prestaran a ello, pero su novia oficial permanecería virgen hasta el altar. Sus formas no podrían confundirse lo más mínimo, con la sensibilidad y ternura de un niño y mucho menos con la amabilidad y buenos modales de una mujer. Su aspecto despreocupado, mínimo de higiene y no siempre afeitado, daba la imagen de más macho. “El hombre y el oso cuanto más feo más hermoso”, se solía decir; había que huir del hombre acicalado que podía perder su hombría. Una vez contraído el matrimonio, venía la noche de “la primera vez”. Aquí las leyendas se sucedían a través de las épocas. Desde desgarros vaginales hasta eyaculaciones precoces, pasando por una gama de ausencias que dejaban a las esposas ahítas de desilusión y frustración. Su función era el placer y como consecuencia la procreación. La mujer estaba educada para servirle como su esclava desde la infancia.


Foto: P. Taracena

El comportamiento del macho ibérico, insistimos una vez más, tiene su base de sustentación en la potencia que cree tener en sus atributos varoniles. Son el símbolo de poder sobre la mujer, en reñida competencia con los otros hombres, que siempre cree que son inferiores a él. De esta rivalidad y del complejo de inferioridad surge las sospechas que atentan contra su seguridad. Para reafirmar su primacía brotan en su interior herramientas a modo de armas cortas que son los celos. “A mí nadie me pone los cuernos”, suele exclamar. Y su actitud es semejante al de la fiera en celo, que le intentan arrebatar la presa que desea cubrir. Los celos siempre desbocan al macho ibérico por la pendiente de la violencia y hasta del crimen. Es evidente que este trabajo lejos de presentar un perfil del macho ibérico petrificado, rígido y único; pretende observar todas sus facetas, circunstancias y grados de pureza con relación al perfil más generalizado. No obstante, el hecho de que viva en sociedad y aparentemente adaptado a las costumbres comúnmente aceptadas, de puertas hacia dentro y aprovechando cualquier resquicio, se define y obra en consecuencia. Lo que comienza siendo un prototipo genuino, racial y tribal, con el progreso se convierte en un enemigo del ser humano, cada vez más peligroso para la sociedad. La comunidad avanza y el macho ibérico está atrapado en su salvajismo. Es difícil saber qué insulto soporta peor este personaje, si cabrón, que determina que ha sido burlado; o maricón que le define como todo lo contrario de lo que él se cree que es. Pero lo que más le aterra es que todo ello, sea o no sea cierto, lo haya sabido la gente. El escándalo corroe al macho ibérico y le hace perder su estabilidad emocional, física y psíquica.

Desde niño es conducido para que su casta se perpetúe. Había que comenzar a fumar a edad temprana. Los padres y progenitores se lo prohibían, pero la otra cara de la moneda es que era motivo de orgullo y muestra de que ya se estaba haciendo un hombre, un macho ibérico. El tabaco también tenía su homologación según de qué fumador se tratara; Tabaco rubio para señoritas y tabaco negro y picao para los hombres. Ideales era la marca del macho ibérico. Los cigarros puros se reservaban para los mayores y en las bodas y bautizos. Cuando los chicos llegaban a su pubertad o adolescencia, las consignas eran claras, sobre todo en los pueblos: Id al baile y apriétate contra la chica y si puedes, ¡a meterla mano! Si los padres tenían hijos e hijas, la madre se ocupaba de dar las consignas contrarias a las chicas. El macho ibérico contabilizaba sus logros genitales, que no sexuales, ni eróticos, a razón de los polvos que echaba. Jamás por orgasmos de su compañera. Aunque la educación sexual fue avanzando, el macho ibérico, siguió ignorando qué era el clítoris de la mujer y si podía o no hallar su punto “G”. Las relaciones en la cama eran una demostración de potencia sexual, siempre en el plano genital. La penetración vaginal como prueba de la posesión del varón y la mujer de total sumisión. El papel del macho ibérico es activo y el de la mujer pasivo. Tampoco ha renunciado a la felación y la penetración anal de su mujer. Dentro de la parcela de poder de este perfil de hombre, está el buscar fuera del lecho conyugal, las relaciones viciosas que antaño había mantenido con las prostitutas. Y que ahora no deseaba hacer con su mujer o bien porque a ella no le apetecía. Aquí estaba el límite para evitar los abusos y las violaciones dentro del ayuntamiento marital. No olvidemos que uno de los fines del matrimonio canónico es el remedio a la concupiscencia. Y para ello estaba el débito conyugal; la mujer no se puede negar cuando el marido se lo pida. El macho ibérico ha estado siempre cubierto por el manto de la permisividad del entorno social. Las relaciones y la comunicación que el macho ibérico ha mantenido con su entorno, siempre ha sido ejerciendo su poder y la primacía del hombre sobre la mujer. En el ambiente familiar, en el clima social y en el nivel laboral. Mencionando de una forma muy específica, su proyección en la política y en las leyes. Con este estado de cosas, se acuñó en los años 70 y 80 el término machista y su oponente el feminista. Pero aún tuvo que pasar mucho tiempo hasta que el macho ibérico, lejos de ser el eje del sistema, pasara a ser un enemigo público. El macho ibérico creía tener, sobre todo en sus atributos esencialmente animales, la superioridad exclusiva y excluyente. No admitía a nadie de otro clan o raza y tampoco aceptaría que una hembra se su raza cayera en los brazos de otro hombre que no fuera ibérico. De aquí que sintiera cierta envidia a los aparatos genitales de los hombres negros, a su cuerpo y su fuerza. Y las mujeres mulatas les consideraban más apetecibles como satisfacción puramente carnal, al margen del colectivo de mujeres de toda la vida. Aquellas que consideraba propiedad suya. Estábamos ante un machista y racista; donde el mestizaje no tenía lugar y sobre todo en igualdad y respeto.


Foto: P. Taracena
Es evidente que el macho ibérico debe la fama a su publicidad. Los actos que comprenden el conjunto de su comportamiento, son pregonados por él mismo haciendo loas de sus logros y grandezas; “me he tirado a tantas o cuantas en tales o cuales circunstancias”, ocultando los posibles gatillazos; he conseguido cinco eyaculaciones manteniendo la erección y sin sacar el pene. Dicho de otro modo: “La eché cinco polvos sin sacarla y manteniéndola dura todo el rato”; Sin preocuparle si su pareja había sentido algo parecido a un orgasmo. El macho ibérico proclama que a él nadie le obliga a la profilaxis. Está exento de usar el condón con mujeres ajenas a su matrimonio. Y tendrá todos los hijos que le vengan y sólo si la necesidad le apremia, optará por el coitus interruptus o el preservativo.
El servicio militar contribuía a remarcar el perfil del macho ibérico; preparado para la milicia en condiciones rudas, afloraba la vocación de ser el más duro, el más valiente, el más aventurero, el más hombre con las mujeres y si era marinero, capacitado para tener una mujer en cada puerto. La Legión ha sido el lugar de la milicia donde más se ha ostentado la categoría de macho ibérico. El Caballero Legionario, el Caballero Paracaidista son títulos que están ligados a los atributos más varoniles del ibérico solar, es decir Iberia, Hispania y España. Pechos velludos, descamisados, desfiles ágiles y rostros altivos. Las imágenes grabadas en sus brazos son una añoranza perpetua de su participación en desfiles pasionales de la Semana Santa, portando imágenes al límite de sus fuerzas.
La publicidad que hace de sí mismo es engañosa en su mayor parte. Engrandece sus logros y omite sus fracasos. Pero sin ella el macho ibérico no es nadie. Este comportamiento en verdad ha ido evolucionando paulatinamente. Las libertades conseguidas, los derechos sociales y los medios de información, han ido mostrando al macho ibérico que el acto que él entendía como genital exclusivamente, era sensual, sexual y erótico y que podía gozar con todo su cuerpo; siendo recíproco con el placer de su pareja. Y fue cediendo terreno a favor de su compañera; Descubrió el clítoris y su forma de estimularlo con la lengua y con la yema de los dedos. Practicaba posturas, como el llamado “sesenta y nueve” o el “beso negro” que le hacían compartir más el gozo. Y hasta acudía al sexólogo para encontrar su realización, más como hombre que como macho. Se limaron sus asperezas en el trato con la mujer y no descartaban admitir y adquirir modales más delicados afeminando su rustica imagen de macho indolente. Pero estos logros sirvieron para disminuir su presencia imperante, pero no para conseguir su desaparición. 
La conducta del macho ibérico aunque está marcada por el aspecto sexual y genital, se ha proyectado en todos los órdenes de la vida; Había que estar en guardia para que la especie se conservara. Una noticia desfavorable para el macho ibérico era que le comunicaran el nacimiento de una niña, sobre todo si era primogénita. Se perdía una oportunidad de perpetuar la especie. Los problemas se agudizaban cuando su hija era cortejada por un hombre que venía para hacerla suya. Si albergaba la sospecha de que uno de sus hijos varones, era maricón, entonces ardía Troya.
Volviendo a sus formas, no se podía permitir ningún atisbo de amaneramiento femenino en ningún hombre, desde muy niño. En la forma de hablar rayaba en la grosería, se expresaba a base de tacos y en los pueblos hasta blasfemando. Había profesiones vetadas para hombres y si se ejercían eran perseguidos por maricas y afeminados. El macho ibérico rechazó el pelo largo, era de mujeres. Los colores que no fueran el gris el negro o el marrón, estaba fuera del espectro de las vestimenta del macho ibérico. Los hombres debían reprimir los abrazos efusivos y los besos con otros hombres, salvo padres y hermanos, ya muy avanzada la década de los 70. Un macho ibérico “no entiende de hombres”. No sabe si un hombre es guapo o feo. En el universo de la fotografía, el fotógrafo siempre es el hombre y la mujer la modelo. Si de desnudos se tratara, las sesiones fotográficas están llenas de machos y sólo una mujer es la desnudada y la sometida a los disparos de ellos, los hombres. Cuando el macho ibérico tiene que tomar parte de un jurado; donde se evalúan imágenes artísticas, creativas y eróticas de hombres desnudos, las fotografías les abrasan en las manos. No saben qué hacer con ellas. Pierden todo juicio y criterio. Un hombre desnudo, si no está junto a una mujer, estamos ante el tema tabú de la homosexualidad. El macho ibérico no sabe, no contesta…
En este recorrido sobre la personalidad del macho ibérico, no podemos olvidar su arraigo cultural. Las aficiones que al macho ibérico le fascinan son aquellas que antropológicamente le identifican con lo ancestral; identificación con la tribu de la cual se siente parte. Mayormente son las corridas de toros los eventos que más valores comparten con el macho ibérico; el valor, el riesgo, la conciencia tribal de estar perpetuando algo casi eterno. El torero ciñe sus atributos masculinos frente al toro, como si estuviera desnudo. Es como si el poder sexual fuera decisivo, también, para triunfar con la bestia. Las faenas de los toreros se realizan en presencia del pueblo; presidiendo el evento el representante de la tribu, de la casta, que son jueces de su bien hacer. Pañuelos blancos vitorean al diestro que obtiene trofeos a costa de la sangre del animal. Estableciendo un paralelismo con el derramamiento de sangre en el momento de la ruptura del himen en la pérdida de la virginidad. En la puesta en escena siempre hay una mujer, también perteneciente a la misma casta, que vive, se excita y sufre, como si de un drama se tratara. El macho ibérico no asiste a una corrida de toros como a un espectáculo; vive la fiesta como una celebración nacional donde está en juego el valor de un hombre frente a su destino, aclamado con sus compatriotas. La fiesta taurina mantiene un maridaje indisoluble con el mundo de la música genuina ibérica, la copla, hispánica y española. Es verdad que el macho ibérico no se conforma con ser español del siglo XXI, sus raíces se hunden en la Hispania romana y la Iberia de los celtíberos. La copla es un género popular que canta los avatares del torero y la tonadillera. El mozo de confianza y la ganadera noble o la poesía que narra la trágica muerte de un torero, “a las cinco de la tarde”. Los cantantes de pasodobles son auténticos juglares de las grandezas de matadores, rejoneadores y banderilleros, frente a nacionales y extranjeros, potenciando los valores raciales. Suprimir la fiesta nacional por antonomasia, es mutilar al macho ibérico. En los encierros y en las tardes de toros de los pueblos más pequeños, los niños se avezan en auténticas carnicerías arrastrando por sus calles a los novillos y sus despojos; siendo aplaudidos por sus padres y abuelos orgullosos de que la estirpe no se pierda. Es muy difícil mantener que un adolescente que prueba su hombría delante de un toro, no sea capaz de dar la talla con una tía en la cama. Además tiene la garantía de que en las alcobas sólo las sábanas de hilo, son testigos mudos de las debilidades del macho ibérico. El silencio de la mujer siempre ha protegido al hombre que debía de ocultar sus miserias sexuales: Dificultades en la erección, raquitismo de su miembro viril, eyaculación precoz, gatillazos puntuales, insatisfacción de la mujer, ausencia de creatividad en suma. La presencia de la mujer en el ruedo ibérico de los toros, ha sido breve y se pierde en la lontananza de los tiempos. Para el macho ibérico es contra natura que una hembra quiera epatar a un macho; precisamente en lo más genuino del hombre ibérico. Enfrentarse a un toro en el coso, abrumado de pañuelos alados vitoreando su faena y tiñendo el albero de rojo y blanco. Esa puesta en escena sólo se consigue cuando el protagonista es un macho ibérico, portador de órganos genitales externos. Dicho de otro modo “porque tiene un par de cojones”. Ligado a la cultura de lo taurino está el brandi; sobre todo una marca cuya publicidad estaba ligada a la silueta de un toro. Cuando la Unión Europea suprimió los grandes carteles al borde las carreteras, el Gobierno indultó al Toro de Osborne. Esto suponía un espaldarazo a la lidia nacional, al aguardiente bebida de hombres y al macho ibérico. La cazalla y el orujo son bebidas típicamente del acreedor de este título con nobleza ibérica.
Otro aspecto que define al macho ibérico es el requiebro y el piropo. El requiebro sería la forma de seducir con galanterías verbales, un caballero hacia una dama, en encuentros en paseos o calles. Se conozcan o no. El piropo se acerca más al perfil del macho ibérico. Es más atrevido, abandona las formas de cortesía y suelen estar lleno de picaresca sexual. A veces el piropo se convierte en un acoso de mal gusto, que solamente cumple su objetivo exhibicionista del macho ibérico ante su pandilla. Bien es verdad que si los piropos son echados por hombres de zonas del sur, de clima más caliente, conservando el aspecto erótico, añaden un gracejo simpático, agradable y hasta poético. El piropo que se practicaba por imitación de modelos, ha caído en desuso. Pero en el siglo pasado los adolescentes, para hacerse los machos y los hombrecitos, acosaban y piropeaban a las chicas en la calle, porque así debía de hacerse para crecer en hombría. Había que mostrar la pasión y el deseo ante los transeúntes, para demostrar que se era un macho de verdad. En el tema de la potencia varonil, nada se presuponía, todo había que demostrarlo en público. La timidez, la cortesía, la educación, la nula voluntad de hacerlo, se podía entender como signos afeminados. ¿Qué? ¿No te gustan las mujeres? La duda había que disiparla. El macho ibérico no conoce límites a su prepotencia. Uno de los insultos más graves es decirle un hombre a otro hombre, marica, por ejemplo. Podía contestar algo así como: “Tráeme a tu hermana y verás cómo se lo demuestro”. La situación podía aparentar un tanto trágico-cómica, pero situar a una mujer ajena al duelo entre machos ibéricos, en el campo de batalla, era utilizar la dignidad de una mujer para defender la bravura machista de un hombre, por el único motivo de probar que es un macho ante una mujer que para ellos sólo era una hembra.
Otras aficiones ligadas a los ancestros del macho ibérico, son sin duda la caza y en menos medida la pesca. Ir en busca de la presa presenta un paralelismo con el apareamiento del animal en celo con la hembra. Un ritual de posesión relativo al cortejo que el hombre hace en busca de la posesión de una mujer. Hay cazadores que no participan de la comida del animal cazado. El placer se queda en el acto en sí. Satisfacción de haber poseído la presa perseguida; satisfacción de disfrutar más con el trofeo que con el banquete ofrecido por el animal cazado. El macho ibérico degusta más del triunfo de la conquista, que de la mujer conquistada. Sobre todo si lo cuenta después a sus amigos. Porque para él la demostración de su poder y la propiedad que supone la mujer conquistada, es la garantía del deber cumplido y la perpetuidad de la raza. Hay otros puntos de atención del macho ibérico que le confirman como un ser racial, aunque sean más locales y considerados como menos nacionales. Pero siempre estarán relacionados con la fuerza, con el poder y todas aquellas virtudes atribuidas al macho precisamente por serlo. Por poseer atributos sexuales que no sólo sirven para la procreación; sino que son símbolos de superioridad y de perfección. Los atributos sexuales del hombre, también en la Antigüedad, constituían una reafirmación de su virilidad. Para testificar en un juicio y decir la verdad, los romanos estaban obligados a cogerse los testículos con la mano en señal de testiguar, “atestiguar”, procedente del latín testificare, compuesto de testis, “testigo”, y facere, “hacer”. Remarcando la simbología del poder que otorga el sexo masculino, la palabra latina testículus, que significa “testículos de la virilidad”, está compuesta de testis “testigo” y el diminutivo culus. La etimología nos lleva de determinar que los testículos serían una especie de testigos menores.
Pero el gran punto de referencia que se convertía en el vigía del macho ibérico sería, la persecución del maricón, del marica, del invertido, del homosexual y ahora del gay, del afeminado en suma. En definitiva jaque mate al menos macho. A ese se le niega “el pan y la sal”. La reafirmación del macho ibérico la obtiene a costa de aplastar al hombre más débil, sintiéndose obligado a emprender una cruzada para salvar la especie del macho ibérico que se veía amenazada. El perfil que atribuían al homosexual era único: “Cuidado con éste que te quiere dar por el culo”. “Culo en pared que te la clava”. Si se tenía que aplicar un supositorio por prescripción facultativa, su respuesta era: “A mí por el culo, ni el bigote de una gamba…” Era la lucha por permanecer a la clase dominante. Se consideraba como el superviviente de la selección de las especies, el resto de los hombres no tenían derecho a vivir. La potencia sexual de nuestro héroe, se ceñía a disponer en todo momento de una miembro viril en erección, sin opción al gatillazo; palabra temida por aquellos que se creían que su órgano sexual no estaban sometido a las debilidades fisiológicas comunes. Su longitud de 25 ó 30 centímetros y un diámetro en armonía con su tamaño, nunca se encontraba en cotas menores. La impotencia eréctil era lo más temido por el macho ibérico. Todas sus expectativas sexuales se venían abajo. “Si no había una buena polla no había hombre” “Con buena picha bien se jode”. Pero hasta en este caso, el macho ibérico encontró solución con medicamentos que le paliaban su desdicha. No obstante, la falta de dureza en su miembro viril, solía ser por motivos psicológicos y los sexólogos y psicólogos le daban respuestas satisfactorias.
Pero la intervención quirúrgica de extirpación radical de la próstata, le podía dejar dos secuelas vitales para el rol del macho ibérico: Impotencia eréctil, “no se le ponía dura” y quedaba inservible para la procreación. No eyaculaba. Se había cerrado para siempre la fábrica de los espermatozoides. No hay duda que esto suponía un golpe muy duro para el macho ibérico. Pero si esto sucedía en las décadas correspondientes a la primera mitad del siglo XX, la situación revestía tintes de tragedia. Se acabó la estirpe de nuestro protagonista. Pero si este incidente quirúrgico sucedía al final del siglo XX y principio del XXI, el drama era menos trágico. Al hombre que se le extirpa la próstata queda impotente, no se le pone dura o su pene no recupera la dureza como para realizar una penetración, que salve el coito tanto vaginal como anal. No obstante su potencia sensual, sexual, erótica e inclusive pornográfica, lejos de desaparecer, puede mantenerse e inclusive recuperar nuevas formas de practicar el sexo. Si se masturba o se excita, motiva y estimula, puede obtener el mismo orgasmo que antes, salvo la eyaculación. “Es una corrida en seco”; obteniendo ventajas puesto que las felaciones son más higiénicas. Si responde al medicamento puede obtener una erección satisfactoria o puede aplicarse otros medios para hacer que por el pene vuelva a correr el caudal de sangre capaz de articular con los músculos una erección adecuada para satisfacerse y satisfacer a su pareja. El hombre sigue siendo tan varón como antes de la intervención. La ciencia y el progreso, en este caso, juegan a favor del macho ibérico. Siempre de forma oculta, lejos de reconocer que él también necesitaba de ayuda en su virilidad. En este texto no es posible situar las acciones en el mismo tiempo del verbo, porque no siempre podemos hablar del pasado como superado ni incluir al futuro en una conducta general.
Seguidamente nos vamos a detener en la peripecia que pudo acompañar al macho ibérico, en su largo caminar, conquistando las últimas décadas del siglo pasado. Es fácil intuir la frustración que vive un hombre que habiendo tenido como modelo al macho ibérico, con el devenir del tiempo observa que siente una inclinación por el mismo sexo. Soltero o casado y después de tener relaciones heterosexuales, se plantea dar rienda suelta a su libre decisión, al margen de prejuicios y complejos. Después de un sedimento en sus reflexiones, descubre que su puesta en escena se había montado sobre un guión que no era el suyo. Estaba interpretando un personaje que al menos podría no ser el único que él deseaba. Y decide probar. Busca a otro macho ibérico y se encuentra con un hombre, sin más. Hombre como él aunque un poco menos macho. Los besos, las caricias, los masajes, los abrazos, las felaciones, las posturas, “el 69”, las mutuas masturbaciones, en fin, todo un mundo de sensaciones sensuales, sexuales, eróticas y genitales nuevas y consumadas con su mismo cuerpo. Apartándose lejos de las costumbres tribales, de la manada, del macho patrón, del macho ibérico. 
El macho ibérico descubre una oportunidad para sacar partido al resto de su cuerpo. Ahora el hombre sin más apelativos que investiga su cuerpo solo o con su pareja, sea mujer u otro hombre, descubrirá la caja de sorpresas que es el cuerpo humano. Y que los prejuicios sociales y los complejos personales de tamaño y rendimiento, se pueden superar. El hombre que explora su cuerpo puede descubrir que, aquel que mantenía que: “por su culo nadie le metía ni el bigote de una gamba”; si al mismo tiempo de masturbarse, estimula su ano y se penetra poco a poco de forma suave con sus dedos, puede alcanzar un doble orgasmo; en su miembro viril y en el interior de su ano, provocando unos espasmos en los esfínteres anales igualmente placenteros. El colmo de un macho ibérico es haberse encontrado su propio punto “G”. Estas sensaciones rompen en mil pedazos el perfil del macho ibérico. Pero si este doble orgasmo viene dado por la penetración de otro hombre, estimulándose al mismo tiempo, entonces, podemos hablar del comienzo de la extinción de la especie.
Pero que no cunda el pánico, situados ya en el siglo XXI, el macho ibérico ha tenido capacidad suficiente como para inmunizarse para ciertos cambios. Ha maquillado su imagen y hasta se ha feminizado. Gasta pendientes, acude a peluquerías unisex, no discrimina colores; el rosa, el fucsia, el amarillo tiñen su nuevo vestuario. Los cuerpos velludos como auténticos osos pardos, tornan ahora en efebos barbilampiños, a través de una operación depilatoria. Y las recias barbas salvajes, se cambian por bigotes y patillas con serpenteantes cenefas. Las sienes plateadas quitan años al macho ibérico; mejorando las técnicas de seducción. La igualdad entre los sexos ha permitido que la mujer asuma roles masculinos y el macho ibérico, disimule su afán de dominio y posesión. El mayor enemigo del macho ibérico es la libertad y la igualdad de derechos entre los seres humanos. Una política hostil al machismo, el reconocimiento de los derechos de los homosexuales; igualando los matrimonios civiles de hombre y mujeres, ha supuesto un marco que es difícil que la sociedad retroceda a los tiempos pasados. La educación insiste en la igualdad desde niños; el respeto y la libertad sexual; la protección de la mujer como víctima aunque no la única del machismo, y por último la participación de la mujer como la mitad de todas las facetas de la vida social. Efectivamente, como decíamos más arriba, la mujer no es la sola víctima del machismo. Todo aquel que ejerza las funciones sexuales de forma diferente a él, es perseguido y anulado. El macho ibérico no soporta que otro hombre se sienta sexualmente realizado y sentimentalmente amado; sintiendo placer también a través de otras partes del cuerpo. Como son: La penetración anal, de forma activa o pasiva. Los besos entre hombres y las felaciones y masturbaciones mutuas. Llegado el momento se han cometido verdaderos crímenes sexuales agrediendo a hombres por el hecho de haber utilizado fórmulas de amar diferentes a las tradicionales del macho ibérico. Pero si tenemos que llegar alguna conclusión que sea tangible y fácilmente constatable, el macho ibérico no ha desaparecido; su capacidad de adaptación ha sido asombrosa y no pocos ejemplares han evitado la desaparición de este genuino espécimen. Sus formas son adaptadas a los tiempos, pero su camuflaje y su capacidad camaleónica no le ocultan de las vistas de la sociedad.
El macho ibérico goza de buena salud. La potencia sexual sigue siendo una competición sin respeto al otro. Cuando se habla de los órganos sexuales, del hombre naturalmente, da la sensación de estar escuchando datos del museo de pesas y medidas. El macho ibérico sigue su presa para “tirarse a esa tía que está de puta madre…” El va “a follar”, no a realizarse sexualmente. Impone sus artes de pesca, sin admitir la prevención de enfermedades y de embarazos no deseados. Y lo que es más grave, sigue sin admitir que haya un hombre que siendo de su mismo sexo, pueda preferir otro hombre y no una mujer. Sigue empeñado de que todos los hombres tiene que ser como él; viviendo en su misma tribu donde el macho ibérico es más hombre y más macho. No utiliza argumentos. El macho ibérico es portador de los valores eternos de la arcaica Iberia. El hombre único, la familia única, el clan único, su rol de jefe de la manada, la sumisión de la mujer como garante de la prole a través de la procreación. También se comporta como tal aunque haya aceptado que es homosexual. Siempre se comportará con su pareja hombre de igual manera. Como propiedad suya.
El macho ibérico convive con nosotros y sólo tiene vocación de camuflaje. No de adaptarse. Ahora la manifestación del comportamiento del macho ibérico, salta a las páginas de los medios de comunicación cuando el machismo se desborda y supera las cotas del respeto y se convierte en criminal agresión, extorsión y provocación. Este extremo al cual puede llegar el comportamiento patológico del macho ibérico, conocido como machismo, siempre ha existido pero es ahora cuando la sociedad ha tomado conciencia de ello y las leyes están ejerciendo una pedagogía de prevención. Si observamos su comportamiento, tres son los factores que desencadenan un desenlace trágico: Los prejuicios tribales, el “qué dirán de los demás”. Los complejos, bajo nivel de autoestima y aceptar que es inferior que los demás machos y por último, los celos. La mujer es propiedad del macho ibérico. “Mía o muerta…” 
El macho ibérico sobrevive a sus adversarios; la libertad sexual, la igualdad entre los sexos y la emancipación de la mujer. Pero su poder sigue ejerciéndolo entre las sábanas de los lechos conyugales; la permisividad de la sociedad, que lejos de hacerle frente, le ríe sus esperpénticas grandezas. Muchos secretos de alcoba son la frustración de muchas mujeres. El genuino macho ibérico se comporta igual, tanto si su pareja es una mujer, como si lo es un hombre; su conducta se mueve muy bien en la clandestinidad, en la falta de verdad y dentro del armario. El macho ibérico tiene una característica muy peculiar, su honor está en sus atributos genitales. “Por encima de sus cojones no pasa nadie”. Por último, hablando del macho ibérico, es obligado mencionar aunque no haya espacio para extenderse más, al personaje creado por la literatura española; Tirso de Molina crea al Burlador de Sevilla y de la pluma de José Zorrilla, surge Don Juan Tenorio. Tanto uno como otro se refieren al mismo Don Juan. Un macho ibérico seductor de las mujeres a modo de trofeos, pero incapaz de enamorar a una sola mujer. Solamente el haber vivido muchos años entre este espécimen, ha sido posible trabajar en este ensayo.
EL MACHISMO MATA










HUMANISMO 3/8 CONOCERSE A SÍ MISMO 

Por Pedro Taracena


El jardín de las delicias
El Bosco
Observación de los rasgos de mi personalidad enumerando los cinco de los que estoy más orgulloso y cinco de los que estoy menos orgullo. 

Cinco rasgos positivos de mi personalidad (lista) 
1.     (Apertura mental) Liberal como contrario a conservador.
2.     (Extravertido) Sociable como contrario a retraído.
3.     (Sinceridad) Fiable como contrario a irresponsable.
4.     (Afable) Cariñoso como contrario a irritable.
5.     (Estado de ánimo) Optimista como contrario a pesimista.
Cinco rasgos negativos de mi personalidad (lista) 
1.     Prepotente/Seguridad y madurez.
2.     Vanidoso/Alto grado de autoestima.
3.     Dominante/Controlador.
4.     Frívolo/Sin prejuicios sexuales.
5.     Estricto/No obsesivo.

CONOCERSE A SÍ MISMO

En mi época de estudiante tuve la oportunidad de escuchar a un profesor de Formación del Espíritu Nacional: “Comprenderse a sí mismo y comprender a los demás, no es una tarea fácil de realizar”. Más tarde pude ir comprendiendo que era la piedra angular de la convivencia y la solidaridad. En el ámbito de la familia, como primera célula embrionaria de la sociedad. En el seno de la escuela, reflejo de la vocación pedagógica de la sociedad. Y en el conjunto de la colectividad en su faceta cultural, política y lúdica. Más tarde me enseñaron que: “La libertad de uno terminaba donde comenzaba la del otro”. Y esto me complicó un poco más mis planteamientos de relación, sobre todo en la medida que iban entrando en conflicto los valores religiosos y los principios políticos. Conjugar la libertad, la autoridad, la justicia, la democracia, todo ello en un contexto de moral religiosa, se me hacía insuperable. Tan difícil como servir a dos señores con intereses contrapuestos. Compaginar la fe y la razón, buscando a su vez los intereses espirituales y terrenales, eran piezas muy difíciles de encajar en el mismo rompecabezas. 
Pero avanzando por estos caminos con mi mochila llena de ilusiones y preñada de futuro, fui dejando lastre al hacer camino al andar, como dijera el poeta. Esta frase magistral, no solamente me hizo planteamientos en plena adolescencia, época en la cual la escuché por primera vez, sino que me sirvió para analizar mi niñez. Si la hubiera escuchado cuando aún era un niño, me hubiera impactado igual que todo lo que me enseñaron bajo la tortura de la memorización. Ajeno a la razón y sin comprender cualquier concepto por simple que fuese. Es triste constatar que fue a pensar lo último que aprendí. La inteligencia la utilicé para memorizar y me educaban al margen del pensamiento y el conocimiento. No entendí nada cuando me obligaron a repetir de memoria la definición del verbo. “Es la parte de la oración que expresa existencia estado o acción de los seres”. La palabra oración me confundía con la definición que en Doctrina Cristiana se daba de orar, que era: “Levantar el corazón a Dios y pedirle mercedes”. Esta definición lejos de aclararme el concepto oración, hacía crecer mi incertidumbre porque el hecho físico de levantar el corazón, me resultaba incomprensible y la palabra mercedes, sólo me hacía referencia a una tía abuela que se llamaba Mercedes. Pero volvamos a la definición de verbo. Los conceptos existencia, estado o acción, que más tarde descubrí que constituían la definición más completa que se puede dar al verbo, sobre todo en lengua castellana, no lograron que me sirvieran para aprender nada. Y cuando escuchaba y repetía el vocablo seres, hubiera sido incapaz de señalar con el dedo a qué o a quién se denominaban seres. No obstante parece como si la famosa frase, pretexto de este comentario, hubiera sido el comienzo para abandonar las definiciones memorizadas. La memorización me garantizaba no equivocarme en los conceptos. Sin embargo mis dificultades para mantener las definiciones perfectamente registradas, dieron paso al derecho de errar y salir del error usando la razón. Herramienta única que podía sacarme de todos los conceptos grabados en mi memoria sin haber sido asumidos por mi razón. Así dando pasos de adulto al recorrer mi adolescencia y juventud fui desmontando aquella personalidad impuesta y hecha a la medida del sistema creado para no pensar. Al mismo tiempo que iba comprendiendo la definición del verbo y sobre todo las dos acepciones de la palabra oración, despejaba de mí todo aquello que mi razón no procesaba. No sólo las definiciones del área de humanidades debían de ser memorizadas, tampoco se libraban las matemáticas, cuyos teoremas y definiciones, también, pasaban por la imposición memorística. Preguntado por el cuadrado de una suma y el cuadrado de una diferencia, mi memoria me abandonó y el maestro de turno me obligó a escribir doscientas veces las dos definiciones. Tuvieron que pasar muchos años para demostrarme a mí mismo que aquello que me obligaron a memorizar, tenía su razonamiento matemático. Esto lo descubrí en le curso de acceso a la Universidad; habiendo elegido Filosofía y Ciencias de la Educación, con más de 25 años.


Autorretrato
Pedro Taracena

El disparate podía ir creciendo a medida que la memorización exigida, se distanciaba más del razonamiento imprescindible. Uno de los esperpentos más notables era que debíamos de aprender de memoria la Doctrina Cristiana, según el catecismo del Padre Ripalda escrito en el siglo XVI. Esta materia se estudiaba en edades comprendidas entre los 6 y los 13 años Dos pecados cometidos contra el 7º Mandamiento de la Ley de Dios, eran las usuras y los monopolios: “Las usuras es llevar demasiado interés por aquello que se preste” y “Los monopolios es estancar una mercancía sin legítimo privilegio”. Si no se tratara del drama educacional de una generación, podríamos pensar que es una chanza, o de escribir con un gran sentido del humor. ¿Cuántos años debieron de pasar para que yo entendiera estos conceptos? Y sobre todo que lo asociara a la materia de religión, no a economía. Volviendo a la memorable frase: ”Comprenderse a sí mismo y comprender a los demás, no es una tarea fácil de realizar”, supone una tarea de sinceridad con uno mismo. Es bucear hasta encontrar tu alter ego y en ese diálogo íntimo descubrir lo que somos y hacia dónde vamos. Y una vez conocedores de nosotros mismos, emprender la tarea de intentar comprender a los demás. ¿Cómo? Poniéndonos en el lugar del otro y usando en ambos casos la razón. Sin prejuicios y sin complejos. Es un objetivo retante pero posible. Con estas premisas seremos capaces de abordar el diálogo que ya los clásicos lo utilizaron para comunicarse y trasmitir conocimiento. 
A medida que iba creciendo y desechando aquello que habiéndolo memorizado, estorbaba en mi vida, fui avanzando en el uso del razonamiento y consiguiendo mayores grados de conocimiento y cotas de seguridad. Aprendí a establecer prioridades y escala de valores. Diferenciar lo importante de lo esencial. Lo próximo de lo lejano. Reconocer los errores y comprender los fallos de los demás. Presto en escuchar y tardo en responder. De aquella breve pero reflexiva frase, aprendí a escoger entre llevar la razón y salvar la situación. Entendiendo por llevar la razón como creer que se posee la verdad. Nadie tiene la verdad y menos la verdad absoluta. La verdad si no es compartida, deja de estar al servicio de todos.



Leonardo da Vinci

La facultad de la memorización con la cual fui dotado como todo ser humano, no supieron enseñármela para ponerla al servicio del conocimiento y practicar así habilidades. Cuando llegué a mi juventud descubrí con verdadera pasión el teatro en todas sus formas: La declamación, la interpretación, la recitación y la puesta en escena. Sin embargo, fueron pocas las oportunidades de interpretar un personaje, porque cada vez huía más de aceptar un papel; rechazando la tortura que suponía aprenderme el guión. Entonces descubrí que la memorización al pie de la letra era la herramienta auténtica y adecuada para esta faceta del arte dramático. Y no para el resto de las materias estudiadas en la escuela. Aunque una maestra de la época me explicaba que ella aceptaba la memorización del catecismo como garantía de no adulterar el dogma. Si acudían a su mente algunas dudas de fe, recitaba de memoria la doctrina definida por la Iglesia y se quedaba más tranquila. De cualquier forma aquella pedagogía y didáctica basada en la memorización y no en el razonamiento, ahuyentaron de mí el ánimo y mucho más la vocación de emprender un plan de estudios memorístico, hasta que ya en mi adolescencia pude obtener la satisfacción de razonar, comprender y progresar en mis conocimientos. Pero el actor que sin duda llevaba dentro quedó frustrado.


Volviendo al origen de la frase que tanto me impactó: “Comprenderse a sí mismo y comprender a los demás, no es una tarea fácil de realizar”, pasando el tiempo he podido comprobar que encierra disciplinas muy importantes para la comunicación de los seres humanos. Como son la asertividad y la empatía. Que tiene mucho que ver con la puesta en escena que los ciudadanos deben de modular; encarnando los diversos roles de los personajes que la vida nos ofrece. Y precisamente para subirse cada día a estos escenarios, no es obligatorio saberse el papel al pie de la letra. Sin embargo, añoro la oportunidad perdida de haber aprendido a memorizar para poder haber asumido la declamación e interpretación de los grandes personajes del teatro universal. A través del teatro, el comprenderse a sí mismo y comprender a los personajes salidos de las plumas de grandes autores, que reflejan la historia de la humanidad, quizás, sea el camino más corto para comprender a los demás. El teatro es el arte universal que encierra, quizás, más humanismo.

Periodista
HUMANISMO 4/8 LA FE Y LA RAZÓN 

Por Pedro Taracena




El Ángel Caído
Ricardo Bellver 
Foto: P. Taracena

La fe y la razón son conceptos antagónicos. Disciplinas de humanidades discrepantes. La razón no soporta la fe religiosa y la creencia en una deidad rechaza todo pensamiento religioso resultante del uso de la razón. La fe parte de una premisa infalible, la verdad absoluta, y la razón busca constantemente la verdad relativizada en el tiempo y el espacio. La Historia de la humanidad se construye a través del conocimiento producto del raciocinio.  La teología entiende de dogmas que vienen dados por inspiración divina; interpretados por la clase sacerdotal que se arroga la infalibilidad en su interpretación. Sin embargo las ciencias humanas utilizan silogismos lógicos, teoremas, axiomas y plantea problemas y soluciones de toda índole.

Siguiendo los planteamientos definidos por la fe, Dios es el principio y fin de todas las cosas, es decir, el creador del mundo. Sin embrago estos principios categóricos si se llevan hasta sus últimas consecuencias, presentan no pocas paradojas. Dios crea el hombre como ser inteligente con una razón capaz de investigar el mundo que le rodea, discerniendo unas cosas de otras y unos acontecimientos de otros.   Pero el creador ha dotado al hombre de una cierta carencia: El ser humano está condenado a no concebir en su mente la divinidad y además la doctrina revelada  está sembrada de contradicciones y de preceptos que no emanan de la razón creada por el propio Dios. Dicho de otra forma, el hombre que solamente se deje llevar por la razón al margen de los preceptos divinos, se aleja cada vez más de Dios, pero vive más intensamente la vida según su libre albedrío. La paradoja está servida porque el creyente está obligado a vivir una vida que no es de este mundo, y el librepensador alcanza cada vez más altas cotas en el conocimiento humano.

Esta contradicción merece una reflexión: Cómo es posible que la divinidad haya credo al hombre a su imagen y semejanza, inteligente sobre el restos de los animales, y sin embrago las creencias impuestas por su creador mutilen su raciocinio. Para seguir la doctrina de cualquier religión es preciso renunciar a cualquier razonamiento que entre en conflicto con la fe revelada. Este dilema no es patrimonio exclusivo de las tres religiones monoteístas: Cristiana, islámica o judía, es común a toda religión. No obstante, los romanos que aceptaron muchos de los mitos y dioses de Grecia, no comprendían la intolerancia de los judíos primero y los cristianos después, para aceptar otra divinidad que no fuera su Dios, que consideraban exclusivo y excluyente. Fuera del Dios de Israel, el resto era de origen pagano, idólatra o mítico, aunque tuvieran en común el fanatismo de aceptar la sinrazón del propio concepto divinidad.

La estructura mental de quienes tomen como base creencias religiosas para la organización social, política, ética o jurídica en el siglo XXI,  se acercan a una patología psicológica que demuestra la atrofia de la razón como atributo humano. Si esta actitud y aptitud se ciñeran a lo privado, carecería de importancia y no repercutiría en lo público. Pero cuando este adoctrinamiento es  asumido por los poderes políticos, entran en conflicto con la legalidad constitucional basada en la Declaración Universal de los Derechos Humanos. El resultado de esta tendencia queda plasmado en leyes contrarias a los derechos de los ciudadanos. En ciertos países de tradición democrática y laica, mantienen el “creacionismo” en los planes de educación, un puritanismo arcaico que recorta los derechos del ciudadano, que en el ámbito religioso son pecado como el aborto, el divorcio, el matrimonio gay y en general el mantenimiento de la continencia sexual como un valor positivo. La separación de la religión y la política debe ser un hecho en beneficio de la democracia y los valores de la república. Difícil de conciliar con la institución monárquica que, no lo olvidemos, es de origen divino.

En el caso español ha quedado de manifiesto que el Gobierno del Partido Popular, muy afín al franquismo y sobre todo ligado al nacional-catolicismo, está legislando en base a dictados de la Iglesia, que es tanto como decir al margen de la razón: Ley del aborto. Ley de educación. Segregación por sexos en los colegios religiosos con subvención del Estado, por prejuicios de moral católica, bajo el pretexto del rendimiento escolar. Privilegios de la Iglesia Católica, bajo la falacia de pago de un pretendido débito histórico. Supresión de la asignatura de Educación para la Ciudadanía, para eludir la educación sexual. Mantenimiento de la alianza trono-altar introduciendo la monarquía en las prácticas religiosas, aunque la Constitución  Española determina que el estado es aconfesional. Y por último el maridaje Iglesia-Estado hecho realidad en los Acuerdos con la Santa Sede, que no tratado o concordato, estatus mantenido en contra del espíritu y la letra de la Constitución de 1978. No Hay duda que esta situación está llena de anomalías laicas y democráticas. Imperando la sinrazón de la fe sobre la simple razón. Otra consecuencia más de la mal llamada Transición...


HUMANISMO 5/8 EL HOMBRE NACE DESNUDO




VIMEO : LA TRANSPARENCIA Y LA BELLEZA


Ilustraciones Facebook

UNDÉCIMO MANDAMIENTO: NO GOZARÁS


Por Pedro Taracena

El hombre nace desnudo arropado con su piel,
pero la sociedad le coloca los vestidos de la hipocresía.
La sexualidad es la manifestación de la naturaleza,
pero el nacional-catolicismo castra al hombre.
La realización sexual es un derecho reconocido por el Estado.
La Iglesia prohíbe que el hombre goce con el sexo y sea feliz.
El ser padres es un derecho, no un mandato divino.
La sexualidad y la procreación van por caminos diferentes.
El amor, el cariño, el sexo y la paternidad no siempre coinciden.
Los derechos humanos los reconoce el Estado.
La iglesia no reconoce derechos, solamente prohibiciones y pecados.
¡Gocemos entre nosotros y huyamos de los eunucos por el reino de los cielos!



LA ASEXUALIDAD

La palabra ASEXUALIDAD no está registrada en el Diccionario. La entrada que se muestra a continuación podría estar relacionada:
sexualidad
De sexual e -idad.
1. f. Conjunto de condiciones anatómicas y fisiológicas que caracterizan a cada sexo.
2. f. Apetito sexual, propensión al placer carnal.
Real Academia Española © Todos los derechos reservados


Así se vive sin deseo sexual


 MÁS SOBRE LA ASEXUALIDAD

"No es que pensemos así, es que somos así" 


La forma de rechazo que reciben las personas asexuales por parte de la sociedad es la negación. Así lo cuenta Marta, la responsable de prensa de Avenes, cuando se le pregunta qué tipo de rechazo o rechazos recibe la comunidad asexual.
"Se tiende a pensar que esto es una 'tonteria' más. A la gente le cuesta asimilarlo, lo que es entendible ya que rompe con muchos supuestos y algunos lo toman como una especie de 'estilo de vida'. No es que pensemos así, es que somos así, pero el ser es algo que no se acepta tanto. Otros tiran de achacarlo a un problema mental o de hormonas y que, por tanto, es algo transitorio y que tiene cura. Vuelven a lo mismo: negar que haya gente asexual".
Se refiere Marta a dos disfunciones sexuales que se suelen mencionar cuando de asexualidad se habla: el trastorno hipoactivo del deseo y la aversión sexual. El propio Bogaert, considerado como el académico que más tiempo ha empleado en analizar la asexualidad, afirma que "futuras investigaciones deberían tratar el asunto", aclarando las diferencias entre unos y otros casos.
En una línea similar se expresa la también psicóloga y sexóloga Martina González Veiga, para quien "el problema no es la asexualidad sino la concepción que tenemos de las relaciones de pareja y la sexualidad". "Si hay comunicación, si hay equipo, si tienes educación sexual, las cosas no se complican tanto. Lo que sí ofrece la asexualidad es otra manera de ver las relaciones de pareja y los encuentros sexuales", cree.


 MÁS SOBRE LA ASEXUALIDAD

HUMANISMO 6/8 EL RENACIMIENTO


El Renacimiento  llegó a España con un siglo de retraso. En lo relativo a la moral y las buenas costumbres, aceptadas por la tridentina Iglesia Católica, aún están en vigor de facto el nacional-catolicismo impuesto por el dictador Franco, que además fue Caudillo de España por la Gracia de Dios.

EL RENACIMIENTO DEL SIGLO XXI Descarga del Power Point



En el Museo del Prado de Madrid se puede contemplar la estatua de bronce del emperador Carlos V desnudo. Sí, tal y como la concibieron los escultores Leone y Pompeo Leoni. Es una escultura digna del Renacimiento Italiano del quattrocento, aunque en España se construyó en el siglo XVI. No obstante, llevado por el recato el católico emperador ordenó confeccionarle una pudorosa armadura que ocultara sus atributos de hombre. En la actualidad se exhibe en su plena desnudez, aunque a los pies del grupo escultórico se encuentra la armadura de la honestidad, la modestia, y el recato. Dicen las malas lenguas entre los alumnos de Bellas Artes, que esta circunstancia de exhibir la desnudez del emperador depende del director del museo de turno...










Más información sobre este tema: CARLOS V Y ARANJUEZ



Breve galería del Cristo crucificado sin el paño de pureza...

























EL HOMBRE COMO CENTRO DEL UNIVERSO


La Antigüedad clásica llevó el desnudo masculino a las esculturas, pues griegos y romanos participaron del culto al cuerpo. Durante los Juegos Olímpicos, atletas desnudos hacían las delicias de los asistentes y se convertían en héroes de los pueblos que representaban. El Medioevo fue la gran noche de la humanidad, pero El Renacimiento significó la vuelta al ser humano como centro, y al placer del cuerpo.


Por Toni Alegría Esteban

HUMANISMO 7/8 LA SENSUALIDAD



Romper con el paradigma Ensayo sobre la sensualidad en pdf


LA SENSUALIDAD

Por Pedro Taracena


El beso
Auguste Rodin

La sensualidad constituye el conjunto de sensaciones que se reciben a través de los sentidos, sin discriminar género masculino o femenino. Es una realidad empírica. Las sensaciones pueden ser placenteras o todo lo contrario. Por supuesto pueden corresponder a la autocomplacencia que estimula la autoestima o la autoflagelación que provoca la mortificación y el desprecio por el cuerpo, en aras de valores más trascendentales. La fustigación corporal con fines masoquistas no se incluye en este breve ensayo, basado en la observación más común y elemental.  Las sensaciones sensuales se perciben de forma consciente o pueden pasan desapercibidas por falta de atención o de cultivo experimental. Es evidente que están sujetas a los usos y costumbre de índole religiosa, social y moral. Toda manifestación de sensualidad lejos de ser libre y espontánea, obedece a un protocolo heredado de nuestros ancestros…



Musée d’Orsay
Auguste Clésinger

Percibir una mirada clara brillante y profunda, transmite unas sensaciones seductoras. Esta sensualidad provocada por el sentido de la vista, solamente se verá perturbada si se reprime o discrimina por motivos convencionales. No de origen natural. Si bien la vista nos permite distinguir la gama de colores y nos proporciona sensaciones provocadas por la belleza que nos rodea, el sentido del olfato nos hace distinguir la gama de olores discriminando el hedor de la fragancia. Pero los hábitos patriarcales o matriarcales nos hacen renunciar de aquellos olores que la tradición ha impuesto a hombres y mujeres, obedeciendo a paradigmas convencionalmente establecidos. La naturaleza ha proporcionado los olores al ser humano sin distinción. Todos los sentidos de todos los humanos perciben las mismas sensaciones. Donde cada cual puede apreciar diferencias y establecer sus preferencias. El olor a gasolina puede ser placentero para algunos y poco soportable o simplemente tolerable para otros.



Divid
Miguel Ángel Bounarroti

Escuchar la voz humana siempre será agradable si nos susurra o simplemente nos comunica mensajes positivos. Pero limitar la expresión lingüística con un vocabulario impuesto y preestablecido según sea entre hombres o entre mujeres y entre un hombre y una mujer, es mutilar la sensualidad que lleva implícita la satisfacción de la comunicación. En este caso la restricción de ciertos temas entre hombres están  vinculadas a cuestiones sexistas ajenas a la expresión natural.
El sentido del gusto es intrínseco a la subsistencia a través de la alimentación. No obstante, al margen del convencionalismo propio de la antropología de los pueblos, la boca, los labios y la lengua, son instrumentos cargados de sensualidad, al margen de la degustación de los manjares, alimentos y bebidas en general. El ser humano en su vertiente más natural, puede y de hecho lo hace, manifestar sus emociones y sentimientos a través de caricias propiciadas por los labios y con la lengua en forma de besos. Funciones que los animales lo hace con la lengua únicamente. Al margen de que estas manifestaciones estén reservadas a un estatus determinado, la sensualidad que el sentido del gusto propicia, no entiende de hombres y mujeres porque estas sensaciones no tienen de género.



Musée d’Orsay
Auguste Clésinger

Y por último el sentido del tacto agrupa todas las sensaciones que el ser humano percibe a través de manos y dedos, más aún, el tacto se extiende por todos los rincones de la piel y por supuesto en piernas y pies. A través del tacto que propicia sensaciones por todo el cuerpo, se establece el lenguaje corporal. Intercambio de masajes, caricias, saludos y abrazos, que transmiten sensaciones que constituyen la expresión de aceptación y en su ausencia rechazo, que es patrimonio del ser humano. Hombre y mujer, mujer y hombre.
La expresión es natural de forma empírica sin atavíos culturales, no obstante, se puede observar que el ser humano derrocha el patrimonio sensual que le otorga la naturaleza. Abandona las sensaciones conscientes y se deja llevar por los preceptos  estériles, banales o nimios. La sensualidad es una aportación positiva de la naturaleza. El ser humano nace desnudo y libre con una sensualidad espontanea. La sociedad es quien impone el tabú de aquello que se debe sentir o aquello que hay que reprimir. No obstante la ruptura del paradigma es decisión del individuo. Una sensualidad libre dará paso a una realización sexual de mayor calidad. Derecho inalienable a la libertad sexual del ser humano.

Romper con el paradigma Ensayo sobre la sensualidad en PDF


HUMANISMO 8/8 ROMPER CON EL PARADIGMA 




Pedro Taracena Gil

Periodista











 
La sensualidad patrimonio natural del ser humano



El Templo de Debod.  P.T

Sin acudir a principios científicos, por mera observación, los seres humanos recibimos sensaciones de todo aquello que nos rodea a través de los cinco sentidos: la vista, el oído, la lengua y labios, el olfato, los dedos y manos, son ventanas abiertas en nuestro cuerpo para percibir ciertas variaciones sensoriales, que si son positivas nos causan deleite, y si arrastran cargas negativas nos hacen daño. El cuerpo en general puede ser receptor y emisor de una gran carga sensual. Una suave brisa sobre el rostro, la contemplación en una puesta de sol paseando por la playa con los pies descalzos, las caricias de la persona amada, un apretón de manos entre amigos, o una sesión de masaje escuchando simplemente el silencio. Las sensaciones conscientes propiciadas por estímulos propios o ajenos, configuran nuestra sensualidad. Los animales también reaccionan ante cualquier estímulo de acuerdo con claras o veladas muestras de agrado, desagrado o indiferencia. Es evidente que no es preciso ser versado en ciencia, para saber que la sensualidad toma parte del reino animal y es suficiente la simple observación para comprobarlo.



Foto: Alon Albergu

El primitivo instinto de procreación y conservación ha jugado un papel evidente en la evolución de las especies. Además de los cinco sentidos captores de la sensualidad, la naturaleza les ha dotado de la atracción sexual. El macho busca a la hembra arrastrados en época de celo para la copula y de este modo garantizar la supervivencia de su especie. Sin embrago la sexualidad en el ser humano, aunque tenga el mismo fin, es mucho más compleja y se pueden apreciar muchos matices. La mujer y el hombre no están a expensas del periodo de celo como el resto de las especies. El libre albedrío decide cuándo y con qué fin se produce el ayuntamiento sexual. La naturaleza que ha dotado de sexualidad a mujeres y hombres, no está al servicio exclusivo de la procreación. Más aún, la sexualidad enriquece sobremanera la sensualidad que proporcionan los cinco sentidos, de los cuales estamos dotados. Sin profundizar en la antropología del ser humano, se puede constatar que aunque el aparato genital reproductor de ambos sexos, encuentre su último fin en la procreación, de ninguna forma es exclusivo y excluyente de otras manifestaciones sensuales y sexuales. Esta evidencia promocionada por la naturaleza, no siempre ha sido interpretada por el hombre de este modo.
El paradigma que la historia de la humanidad ha ido diseñando a través de los tiempos, está preñado de Influencias decisivas culturales y religiosas.  Cuando en este ensayo nos referimos al paradigma, es evidente que esta singularidad encierra una pluralidad. Contaminando los valores naturales de la sexualidad y la procreación; estableciendo que la sexualidad es intrínsecamente mala cuando trasgrede su fin, que es el de la procreación conforme a las leyes naturales.


Foto: Alon Albergu

Muchos son los  avatares que han configurado este binomio sexo-reproducción. Para acotar las secuencias en este breve ensayo, podemos tomar el siglo XX en el contexto del mundo occidental, como ejemplo de paradigma más próximo. La célula social que albergaba la venida de la prole, era la constitución más o menos formal, de una futura madre y un futuro padre. El mundo judeo-cristiano y más tarde el islam, introdujeron mandatos de origen divino relativos al uso y abuso  del sexo. La sociedad occidental es producto de una religión monoteísta con mucho poder de influencia sobre los pueblos, hasta la segunda mitad del siglo XX. El sexo quedaba relegado al matrimonio religioso y exclusivamente con fines reproductores. Es decir, la institución matrimonial ponía remedio a la concupiscencia, resolviendo la incontinencia sexual. Sobre todo encaminado a traer hijos al mundo. El placer es una consecuencia que obtenido al margen de este fin, es pecado. Es reo de culpa y por tanto de condenación, quien practique autocomplacencia en sus zonas erógenas mediante la masturbación.  Tampoco le está permitida la práctica coital con intención de evitar la concepción, mediante profilácticos de cualquier tipo o eyaculando en el exterior, lo que se viene denominado, onanismo. Por supuesto toda relación sexual encaminada solamente al deleite sexual, fuera o dentro del matrimonio canónico, está considerada como perversa y mala. Una vez situados en el lecho conyugal, no todo les estaba permitido al hombre y la mujer. Las prácticas al margen del ayuntamiento sexual exigido para que el semen del hombre se deposite en la vagina de la mujer, son consideradas como pecado y contra natura.



Foto: Alon Albergu

Es fácil deducir que la sexualidad y la religión son opciones antagónicas. La religión considera la sexualidad como algo sucio, vicioso y malo. Sin embargo la abstinencia y el autocontrol se valoran como virtudes y conductas meritorias. La sexualidad al margen de la procreación, es pecado mortal, sin embargo estas mismas conductas en las sociedades occidentales, se reconocen como derechos intrínsecos de la persona. La evolución de las ideas morales y políticas a través de las épocas ha sido muy lenta, y la separación del poder religioso y el poder político, ha caminado en paralelo acompañados del pensamiento teológico y racional respectivamente. Dando lugar a los estados donde el hecho religioso se reducía al ámbito privado, surgiendo las sociedades laicas. Los estados modernos se dotaron de constituciones laicas o aconfesionales. Como consecuencia de este laicismo sin ataduras religiosas, surgió la libertad sexual que se convirtió en un derecho inalienable de la realización de la persona. Pero en no pocos países el conflicto sigue situado entre la vieja alianza trono altar y el maridaje de facto entre la Iglesia y el Estado. Sobre todo en las naciones que siguieron la Contrarreforma de la Iglesia Romana, han mantenido y mantienen un reducto nada despreciable de oposición a los valores laicos, ajenos a cualquier confesión religiosa. El caso español es un ejemplo de la influencia de las tesis vaticanas a lo largo del siglo XX, a pesar de dotarse de la Constitución de 1978, con valores laicos y teóricamente aconfesionales.

La libertad sexual, supone la ruptura del paradigma. La sexualidad considerada como un valor positivo marca la mayor ruptura, entre el pensamiento basado en la razón y los principios aceptados por la fe. Donde la sexualidad no entiende de géneros. El hombre y la mujer son iguales y ligados por valores humanos, no divinos. Son libres para desarrollar la sexualidad de forma individual, buscando su propio placer. También entre hombres y mujeres o bien formando parejas del mismo sexo, sin necesidad de establecer ningún vínculo legal. Respetando siempre los compromisos evidentes de respeto, igualdad, libertad y complicidad. Donde nadie es más que nadie, ni menos que ninguno. El fin de las relaciones sexuales no es la procreación. La procreación es una opción. De aquí se deduce que la maternidad no viene impuesta a la mujer. La mujer decide ser madre o no. Y una vez embarazada establece si desea parir o interrumpir su embarazo según las leyes. La maternidad es un derecho, no una obligación. Y el derecho a decidir sobre su propio cuerpo es de la mujer, no del Estado o de la sociedad. La discrepancia sobre si la interrupción voluntaria del embarazo, es un derecho de la mujer o prevalece el derecho a la vida del no nacido, es una discusión que tiene bases morales y religiosas no científicas.

La libertad sexual nos conduce a la igualdad, esta igualdad no la concede la realidad de ser padres. La igualdad viene dada por el derecho natural reconocido por la Constitución. El ser humano tiene los mismos derechos, sea mujer u hombre. A estas alturas los logros y cotas obtenidas en el derecho a la libertad sexual y en la igualdad en general, se puede afirmar sin lugar a equivocarnos que, en el plano personal, social y legal, sí se ha roto el paradigma. No obstante, este paradigma aún se resiste a desaparecer, pero los argumentos que lo sustentaba están perdiendo fuerza.

Todo aquello que era pecado, prácticas contranaturales que constituían esquemas inamovibles como la familia tradicional, han saltado por los aires. Las prácticas sexuales son una realidad en nuestra vida. Más aún, la sexualidad es el motor del mundo. La sexualidad está presente de forma individual y compartida, hombres con hombre, mujeres con mujeres, mujeres con hombres, formando parejas de hecho o de derecho. Matrimonios mixtos, civiles o religiosos, porque en el caso de los matrimonios religiosos, los hay que no aceptan todos los preceptos canónicos; quedando la ceremonia eclesiástica como un evento  social. El erotismo es  el amor sensual e impulsor de la sexualidad. Es la capacidad del ser humano para imaginar y crear fantasías que exciten el apetito sexual, y así lograr mayores cotas de originalidad y de placer; evitando la rutina y ahuyentando el tedio. La libido es la fuente del deseo sexual, considerado por algunos sexólogos como la raíz de las manifestaciones de la actividad psíquica. La divinidad Eros, antagónica de Yavé, exalta el amor físico elevándolo a la categoría de sublime. Esta narración poética entra en conflicto con los estoicos planteamientos del paradigma ancestral herido de muerte en nuestros días. Planteamiento prosaico de que el sexo únicamente sirve para engendrar y multiplicar la especie.

Observando los avances y logros sensuales, sexuales, eróticos y por qué no, pornográficos, encontramos que las satisfacciones logradas, han saltado los muros de los lechos amorosos y se comparten con las redes sociales en beneficio de la colectividad.  La escuela de la sexualidad es una realidad. Los temas tabú salen de los armarios de la hipocresía, y alcanzan el valor que nunca debieron haber perdido.

Ahora se habla de las conquistas de la mujer en la consecución de sus  orgasmos. En las iniciativas y alternativas, donde no hay nada vedado o vetado. El débito conyugal no doblega a la mujer a ser la sirvienta sexual del hombre. Puede rechazar o demandar solicitudes de su compañero, como el coito anal, el sexo oral o la colocación de un preservativo si así lo desea. La “postura del misionero”, preconizada por la Iglesia, queda fuera del lecho del placer. Hay alternativas venidas de Oriente o de Occidente que son más placenteras y menos dependientes y humillantes.

Si el paradigma se ha roto con la legalización de las relaciones gay, la irrupción legal también de las relaciones lésbicas, han tenido mayor  explosión de libertad  si cabe, y luchan porque su visibilidad en la sociedad sea mayor hasta alcanzar la normalidad. Al menos en el lenguaje habitual ya no se oculta que el hombre también tiene su punto G. Y que las relaciones entre mujeres, aunque no disponen del falo, pieza considerada esencial en la historia de la humanidad, no son por ello menos placenteras. El falo tiene mucho de mito. Es el símbolo del poder sexual, de la fertilidad como esencia de la procreación, y sobre todo al hombre se le consideraba hombre mientras su miembro viril se encontrara en erección. ¡Cuántos fracasos amorosos se han producido por esa petulancia! Mientras el hombre presumía de no se sabe cuántos polvos en una unidad de tiempo imprecisa, pocas veces enumeraba los orgasmos que había provocado en su amante. Y mientras su altanería no tenía límites, en los lechos conyugales se acuñaba la frase del orgasmo fingido. El falo también es el símbolo de la sumisión de la mujer ante el hombre, casi por naturaleza.

El paradigma se ha roto, y con él, el mito del macho ibérico. Mito estrictamente español inspirador de dramaturgos y músicos. El pene es el símbolo del sexo, pero no de la sexualidad, y menos de la sensualidad, que interviene todo el cuerpo. Hay hombres que por razones patológicas, padecen de forma permanente o temporal la disfunción eréctil. ¿Este hombre es un mutilado sexual? No, simplemente tendrá que utilizar otras herramientas de su propio cuerpo. La sexualidad se concibe en el cerebro y a través de las habilidades sensuales puede alcanzar sus ansiados objetivos. A raíz del episodio eréctil un paciente consultaba a su cirujano: “Doctor, ahora que me ha practicado una extirpación  radical de la próstata por un tumor cancerígeno, ¿no volveré a encontrarme el punto G? Esto lo decía antes de salir del hospital. En la primera revisión después de la intervención quirúrgica, el propio paciente traía la respuesta. Lo que él creía que provocaba el placer orgásmico, no era la superficie de la próstata, las órdenes procedían de más arriba.

El paradigma ha roto, también, los dogmas y mitos tradicionales. Aquellas personas que se unían en matrimonio soportaban el yugo de la sentencia implacable que decretaba: “Y se unirá el hombre a la mujer y serán los dos una misma carne, hasta que la muerte les separe” Así se comenzaba a vivir en una mentira. Se condenaban a que este yugo les hiciera iguales, no siendo posible y además perdiendo forzosamente su individualidad. Los dos juntos cumplían la condena de hacer lo mismo, aceptando lo mismo y discrepando en lo mismo. Mientras se producía el hecho de que el amor podría no ser eterno. Este concepto perverso de la unión, mataba toda riqueza individual perdiendo la ocasión de complementar la vida en común. Cualquier osadía que intentara salirse del guión establecido, caía sobre el transgresor la sospecha de infidelidad. Este pretendido equilibrio lejos de hacer justicia, favorecía las tendencias de posesión del hombre (activo), y las posturas sumisas de la mujer (pasiva). El amor nada tenía que ver con la procreación y la sexualidad tampoco estaba exclusivamente ligada al amor. El amor, el sexo y la procreación no formaban una misma esencia. Podían coincidir en el tiempo, pero no constituía garantía de permanencia. La venida de los hijos en esa confusión de falsedades conceptuales, encubría evidencias que de existir, eran temporales o nunca habrían estado presentes, al menos como estaban escritas en los paradigmas ancestrales. El yugo matrimonial a perpetuidad engendraba el machismo que tardaría muchos siglos en considerarse como perverso y negativo, atentado contra la dignidad de la mujer y contra la igualdad. Dejando constancia que: el amor, el cariño, la sexualidad, la sensualidad y la procreación, pocas veces venían juntas como libre opción. Quedando claro que para conseguir la perpetuidad de la especie solamente es necesario el ayuntamiento carnal. Como el resto de los animales.

Antes de continuar sobre las opciones sexuales, es preciso hacer un hueco a la virginidad. El estado virgen tanto del hombre como la mujer, era valorado de forma diferente. El hombre tenía patente de corso para abandonar este estado tan pronto como tuviera oportunidad; encontrando siempre un apoyo en un amigo o en algún familiar. La mujer sin embargo debía ir virgen al matrimonio, de otro modo era rechazada por el posible pretendiente y en otros extremos, si se perdía antes del enlace matrimonial caía una mancha sobre ella y en algunas etnias sobre su familia. La virginidad en la actualidad carece de valor y tan solo en los colectivos creyentes y practicantes, se tiene en cuenta. Actuando más como prejuicio social, que como convicción religiosa o moral.
Cuando el paradigma se rompe, se destruye de forma radical, porque es difícil de recomponer y más aún mantener ciertas partes de un todo, granítico y ancestral una vez roto. La libertad se impone y los prejuicios irracionales dan paso a la naturaleza que es todo lógica, mostrándose dócil ante la voluntad del ser humano. Libertad, responsabilidad e igualdad. Todos estos valores no pretenden justificar y argumentar la ruptura del paradigma. No, solamente pretenden observar cómo se comportan la mujer y el hombre cuando no pesa sobre ellos, las imposiciones que contradicen su natural forma de realizarse. Evitemos caer en epítetos como: antinatural, contra natura, aberración sexual, desviación de la conducta humana y otros que califican como negativo todo aquello que es ajeno al paradigma ancestral. Calificativo repetido en este ensayo de forma ineludible. Es evidente que en ausencia de libertad en las relaciones mutuas de cualquier naturaleza, abuso de una de las parte sobre la otra y agresiones que violenten la voluntad del otro, nos adentramos en conductas perversas y detestables. Pero mientras obedezcan a decisiones  libres y responsables, sin prejuicio de un tercero, el paradigma lejos de recomponerse, seguirá roto para siempre.

Después de esta anotación necesaria, nos adentramos en el interior del paradigma descompuesto y desactivado. Cómo abordar la bisexualidad, la transexualidad, el cambio entre parejas, el llamado menaje á trois, la orgía… Todo ello lo vamos a tratar aquí a partir de la base de que estos comportamientos no contradigan la voluntad de los protagonistas en cualquier variante del encuentro sexual.
Hay hombres que nacieron mujeres y mujeres que nacieron hombres. Es una evidencia incontestable, porque los órganos reproductores son de naturaleza biológica, y los sentimientos y las opciones sexuales emanan de la mente. El género no es exclusivo del órgano genital, es más complejo y se encuentra en lo más profundo de la personalidad del ser humano. El paradigma se rompe porque esta materia no es de índole moral y encorsetar la naturaleza de la persona en un paradigma hecho por los hombres para medir y excluir a los otros hombres, es perverso. Como resultante de esta ruptura la legislación de cada país, tiene en sus manos elevar a legal lo que en la calle es real de índole natural. No ha estado nunca en las manos del hombre o la mujer racionalizar el curso de su propia naturaleza. Bien es verdad que la ciencia está dando respuesta y encauzando estos conflictos personales, de forma satisfactoria.

Otra de las opciones de índole sexual que podemos observar y que corresponde a la vida hecha realidad y tangible, es la bisexualidad. Es decir, aquellos seres humanos que siendo heterosexuales, sienten también atracción sexual por el mismo sexo. La opción puede presentar conflictos frente a una tercera persona, pero esto no anula la realidad y tan solo se puede valorar como negativo, si se perjudica o engaña el compromiso contraído con otra persona. Pero nunca por cuestiones religiosas o costumbres morales. La bisexualidad  es una forma más de realizarse sexualmente. Es una prueba más de que el modelo natural basado en la libertad y en la igualdad, nada tienen que ver con el paradigma impuesto por los dioses, implantado por la clase sacerdotal que se arrogaba la infalibilidad de interpretar la verdad absoluta, al margen de la naturaleza. El placer es naturalmente positivo y la realización sexual un atributo y un derecho.

Después de estos planteamientos que venimos considerando de procedencia natural, es decir la sensualidad y la sexualidad, existen otras realidades las cuales se sitúan en el campo del amor. Como realidad social venimos observando las diversas opciones amatorias, formales, legales, de hecho o de derecho. Pero siempre contemplando dos sujetos como únicos protagonistas. No obstante la realidad nos dice que hay quien ha tratado de darse respuesta a la cuestión de tres protagonistas en el juego amoroso, no solamente de forma esporádica, sino establecido que no formalizado de derecho, en una opción de convivencia. Esta práctica minoritaria e innegable en nuestros días, rompe más si cabe el paradigma ancestral. Los hay que lo consideran contra la naturaleza y sus defensores, determinan que es una opción como las demás. Cuando las encuestas que estudian todas estas cuestiones que venimos tratando muy someramente en este breve ensayo, hacen preguntas secretas, espontaneas y libres, todas las opciones naturales posibles salen a la superficie con todos sus matices, es el bagaje cultural el que encorseta los hábitos y costumbres en lo tradicionalmente admitido como único natural y bueno. Pero nada tiene que ver con que esa estructura sea granítica y eterna. Hay libros que han profundizado en estas fórmulas de convivencia basadas en una relación íntima amorosa con tres personas de diferente género, libre, sincera, simultánea, estable  y sexual. Donde siempre está presente el consentimiento de todos los integrantes de la unidad amorosa. Estos libros son: El mito de la monogamia. Siglo XXI. Madrid, 2003. Por David Barash y Judith Lipton. O también, Promiscuidad. Editorial Laetoli. Pamplona, 2007.

Aunque este breve ensayo se quede corto a la hora de abarcar la magnitud de la grandeza de la sensualidad y sexualidad humanas, no podemos ignorar las opciones llamadas aberrantes: El triángulo sexual formado por tres personas combinando todas las posibilidades de género, es evidente que no corresponde a ningún estatus social formalizado pero es una prueba de que existe este tipo de relaciones sexuales. Son opciones libres y privadas, no clandestinas porque quien las lleva a cabo no es reo de culpa. Cualquier práctica sexual por extrema que sea a los ojos de los demás, solamente si quebranta la ley o escandaliza a menores, constituyen una conducta punible. Avanzando hacia los extremos, también toman parte de la realidad las orgías y las bacanales, heredadas sobre todo de los romanos. Como hemos trazado anteriormente, si son privadas, libres y no se denigra a la persona, toman parte de la riqueza que ofrece la capacidad sexual del ser humano.

Antes de que la sociedad en su mayoría hubiera roto el paradigma, que atenazaba los usos y costumbres de índole sexual, se produjeron comportamientos sexuales transgresores del puritanismo imperante. En el ámbito privado se realizaban intercambio de pareja dentro del hábito heterosexual tradicional. Un encuentro que proporcionaba otras alternativas sexuales, eróticas y creativas. Serían pecados para la moral pero no para el mundo laico.

Nos hacemos eco también de otra sensualidad mucho más sutil e imprecisa. Se trata de la atracción sentida no importa en qué género nos situemos, a la hora de manifestarnos mutuamente cariño, ternura, complicidad, amistad, hermandad, camaradería o compañerismo. En este campo la sensualidad, es decir la expresión espontánea de los sentimientos, está encorsetada en unas formas sociales tradicionalmente etiquetadas ausentes de expresividad. Aunque en los últimos años podemos observar una evolución manifiesta: los hombres y las mujeres se dan dos besos, aunque no sean familiares consanguíneos, y entre hombres se besan sin connotaciones homosexuales. Pero si rompemos el paradigma, rompámoslo en todas sus acepciones. Las muestras sensuales de cariño que se intercambian, por ejemplo las mujeres entre sí, no se reproducen de forma análoga a la de los hombres. Habría que hacer una reflexión sobre, si el auto control que se imponen los hombres a la hora de manifestar las muestras de cariño o de ternura, obedece a reminiscencias del paradigma de antaño, o bien somos conscientes de que estamos reprimiendo nuestros sentimientos sensuales: abrazos, masajes entre hombres, aplicación mutua de crema solar, un sinfín de conductas que llevan consigo la amenaza de pasar por homosexuales. Advirtiendo, no obstante, que no hemos mencionado los órganos genitales ni las sensaciones sexuales. Además estas sensaciones conscientes no entienden de género, son comunes al ser humano porque posee los mismos sentidos: ver, oler, gustar, oír y tocar. Para hombres y mujeres y entre hombres y entre mujeres. El resultado de la reflexión, quizás, nos anuncia que estamos renunciando a algo en aras de lo absurdo… Porque hemos atribuido, no solamente conductas de protocolo y cortesía superficial, sino que también hemos reprimido nuestros impulsos espontáneos que contienen sentimientos de alto contenido humanístico. No se trata de romper el paradigma de antaño y reemplazándolo por otro de hogaño. Con este planteamiento lo que se reclama es la espontaneidad emocional, al margen de la opción sexual.

No ha sido fácil para los autores de este breve ensayo, huir de tecnicismos científicos que podrían esterilizar su contenido, pero lo que sí pensamos que se haya conseguido, es presentar negro sobre blanco esta apasionante  experiencia humana. Es decir, la sensualidad y la sexualidad que es común a todos los mortales, aunque cada cual tenga su forma de vivirla y compartirla, al margen del paradigma. Paradigma que estos autores reconocen que pesa como una losa sobre todo en generaciones pretéritas. Aunque ahora tengamos  la satisfacción de entregar otra realidad más humana a las generaciones venideras.

Este breve ensayo estaría mutilado si no dedicara unas líneas para aquellas personas que teniendo a su alcance una vida sensual y sexual, renuncian a ella y se consagran a la castidad, más aún a una virginidad perpetua. Hombres y mujeres, todos ellos consagrados a causas religiosas o laicas, bajo un rigor estoico. Este quipo ha tenido la oportunidad de conocer de viva voz a personas que han hecho suya, también, esta realidad. Aunque hay teorías que mantienen que unos se hacen eunucos por voluntad propia y otros son eunucos por una causa transcendental, asistidos por una fuerza que les alivia la concupiscencia. Esta composición CONTEMPLACIÓN,  pretendida como un poema, nos hace movernos en la línea divisoria entre el sentir y consentir…


Foto: Alon Albergu


CONTEMPLACIÓN

El verbo se ha clausurado,
el silencio se hace salmodia
y el trino de los vencejos,
interrumpe la madrugada.
Resaca de noches engolfadas
con las mieles del amado,
droga cotidiana de eunucos,
del infierno escapados...
¡Qué días preñados
de sol y luna!.
¡De muerte y vida,
embriaguez y locura!.
¡Oh! noches aladas,
colmadas de angélicos aquelarres.
Fiestas vividas en íntimas estancias,
llenas de inconfesables placeres;
sufriendo en las almas,
la divina ausencia.
Bendita incomunicación,
pórtico y flagelo de mi vida,
lecho mortuorio de mis sentidos.
¡No me pidas regresar
de esta locura...!
¡Me atrapó…!
Antes de nacer o antes de morir.
En un principio o al final.
Siempre o nunca.
¡Déjame que me abandone
en mi afán!
Hora tras hora.
Salmo a salmo,
hasta el final...

P.T.

Nota.- Agradecemos la colaboración anónima y desinteresada de las personas que nos han aportado su experiencia personal en este campo. Pero ha habido otros colaboradores que han preferido firmar sus valoraciones y así las hacemos constar.

Hugo Roig Montesdeoca

Uno de los aspectos que pueden dar una idea del cambio que ha sufrido la sexualidad en nuestra civilización, es la importancia que, cada vez en más medida, damos los hombres a nuestro aspecto e higiene. Siempre me pareció muy sexista aquella famosa frase que rezaba, “El hombre como el oso cuanto más feo, más hermoso”. Es decir, se daba por supuesto que la mujer debía ser una bella propiedad del hombre y, como tal, debía estar esplendorosa las veinticuatro horas del día. No debemos olvidar que el deseo sexual es un apetito, comparable al apetito alimenticio, el cual tiene una componente visual muy importante, como sabemos, nunca nos comeremos algo cuyo aspecto y forma no nos agrade. Pues en la cuestión erótica, ocurre algo muy similar, y no quiero decir con esto que tengamos que estar todos con un aspecto de portada de revista. Me refiero a que es justo y necesario cuidar la imagen y la higiene de la misma manera que lo hacen las mujeres desde hace siglos.
No hay más que echar un vistazo a ciertas películas del cine patrio de hace algunas décadas, cuando comenzó el conocido “destape”. La tónica era una señora bellísima con un cuerpo de infarto y un señor que, por decirlo suavemente, ganaba mucho con ropa. Lo que es lo mismo, el ensalzamiento sempiterno del “Macho ibérico”, ese macho que trataba a la mujer como una especie de recurso para cubrir las necesidades biológicas.
Cierto es que la mujer, al ser de psique mucho más evolucionada que el hombre, valora más otros aspectos del varón tales como su inteligencia, sentido del humor, seguridad y autoconfianza, etc. (Si bien, a veces, esto es más un cliché que una realidad factible). Pero es cierto también que, cada vez más, la mujer es libre y consciente de su potencial sexual, cada vez es más exigente evaluando a su compañero, sea éste estable o circunstancial. Ahora las mujeres también cubren sus necesidades sexuales, sabiendo que es dueña de su cuerpo (a pesar de las presiones en sentido contrario de algunos sectores ultraconservadores) y buscando esa dosis necesaria de placer que, hasta no hace muchos años, les era canónicamente denegada. Aspecto que me intriga profundamente, esa aversión de las instancias religiosas hacia la mujer y la sexualidad. Supongo que es más sencillo reprimir a los demás que los propios instintos vitales.

Antonio Giovannini

Acabo de leer el ensayo, y de verdad me parece muy bien hecho. Además estoy de acuerdo casi con todo. Pero prefiero añadir aquí por separado unas reflexiones en lugar de escribir sobre el texto.  
Antes de todo te digo que yo no soy ni ateo ni agnóstico, sino creyente y practicante. No obstante no tengo problemas en vivir serenamente la sexualidad en general, y mi homosexualidad en el específico. Pienso que la xenofobia y la homofobia no proceden de Dios, sino de los hombres que se erigieron y siguen erigiéndose en únicos intérpretes  de la palabra de Dios y jueces de las acciones de los hombres. Como ves, mi fe cristiana es muy personal, aunque muchas iglesias protestantes y no, como las iglesias vetero-católicas, ya no condenan ni las parejas de hecho, ni la homosexualidad, ni una vida sexual sin estar casados. Las iglesias, excepto la Católica romana y las iglesias ortodoxas, están evolucionando con los tiempos y la sociedad, aunque más despacio, y no excluyo que incluso la Católica pueda cambiar algo de su actual postura rígida y anacrónica. Te digo eso porque conozco muy bien muchos curas y religiosos que no están de acuerdo en absoluto con el magisterio oficial y esperan que los jefes en breve corrijan su postura. El problema es también que detrás de la religión hay en la iglesia, como en las estructuras de las otras confesiones religiosas, un montón de intereses que con la religión y la espiritualidad tienen muy poco que ver. Como segunda reflexión, puedo decirte que, por lo poco que conozco, hay muchísimos ejemplos de bisexualidad y de homosexualidad también en muchas especies animales diferentes. Eso hace todavía más absurda la teoría que tales inclinaciones y comportamientos sean "innaturales", o peor en contra de la naturaleza. Al máximo se puede decir que no son comportamientos e inclinaciones predominantes, y ni eso si se miran unas especies de primates como el bonobo (que por supuesto parece ser el más parecido al hombre). En el bonobo la bisexualidad, sobre todo en los machos, es casi la norma. El problema para mí es eso: el hombre, que está situado  más arriba de los otros animales, porque tiene un intelecto y sobre todo un alma de nivel superior, tiene que saber gestionar y controlar la esfera de su sexualidad, así como todas sus actividades, de manera tal que no sea esclavo de sus instintos, pasiones y pulsiones, sino sea el dueño de esas, y viva el sexo de manera responsable, madura y respetuosa de sí mismo y sobre todo de los otros. Por ese mismo motivo yo respeto de manera profunda a los que libremente eligen no vivir su sexualidad, es decir los que viven en castidad. Si ellos desarrollan mejor su personalidad y su espiritualidad viviendo de esa forma, y son capaces de hacerlo sin tener problemas serios, me parece estupendo, aunque creo que justo esa forma de vida es "innatural", porque se trata de reprimir y ahogar instintos, pasiones y funciones básicas de la persona humana.  
Bueno, espero no haberte aburrido demasiado con mis palabras, y también no haber cometido muchas faltas de gramática u ortografía, porque,  como sabes, yo no soy español de origen aunque hoy veo a España como a mi país.

Feliciano Tisera

Día a Día Córdoba (Argentina) 09/09/2013
Asexuales: vivir la vida sin sexo.

Hay especialistas que los llaman el cuarto sexo (después de los heterosexuales, los homosexuales y los bisexuales) y ellos aseguran que son el 1% de la población. En Córdoba no tienen visibilidad. Pero ya hay un pionero.





Si Adán y Eva fueron asexuales, mirarían con esta desconfianza la “manzana del pecado”.



Andrés, pide que lo entiendan

 “Asexual: persona que decide vivir sin sexo porque no siente atracción sexual hacia otras personas”. Esa definición es la que se dan ellos mismos, a través del colectivo que los reúne en todo el mundo, y que en Latinoamérica se llama Reva: Red para la Visibilidad y Educación de la Asexualidad. En Córdoba no hay una comunidad asexual, pero hay un pionero que quiere construirla: Andrés Danielo, un estudiante riocuartense que vive en Villa María, donde estudia ingeniería en sistemas y administra la página de Facebook del Reva. “Si no hubiera aprendido lo que es la asexualidad, si no hubiera encontrado gente como yo, me sentiría mal, porque sentiría la obligación de tener sexo. Y no es así: si alguien no desea tener sexo, por más que ame a la otra persona, no lo tiene que tener”, le dijo Andrés a Día a Día.
No te obligues. Los asexuales buscan visibilidad, no tanto para que la sociedad los deje de ver como “bichos raros”, sino, principalmente, para que aquellos que comparten esta falta de interés sexual en otras personas vean que hay mucha gente como ellos. Y que se sientan libres para desechar el sexo.  “Es como si un gay sintiera la obligación de tener sexo con mujeres sólo porque no sabe que hay otras personas como él y que es normal”, explica Andrés.
Por ahora, los asexuales se nuclean en Argentina en un movimiento nacional, porque en las provincias no hay comunidades formadas. Por eso, Andrés llama a las personas que sientan lo mismo a que se pongan en contacto, lean artículos, y despejen dudas: “Sentimos que no nos conocen porque somos pocos, pero en realidad somos más de lo que creemos. Hay muchas personas que en este momento se están forzando a tener sexo para sentirse ‘normales’, pero son asexuales y no se dan cuenta porque no conocen el término ni lo que significa. Por eso buscamos visibilidad. Si nos envían consultas, nosotros las vamos a responder”.
Los asexuales nucleados en la Reva (la filial en español del movimiento Aven, en inglés) pretenden dar apoyo a jóvenes que han sentido lo mismo que ellos durante el desarrollo de su sexualidad. “En la adolescencia, en el colegio, con las primeras salidas, comienza a desarrollarse la identidad sexual de la persona. A nosotros no nos pasa”, explica Andrés, a quien le gustan las mujeres, aunque sin deseo de mantener relaciones sexuales. Afirma categóricamente no sentir ningún tipo de atracción hacia hombres. “El hombre, en nuestra sociedad, está visto como el macho que sale a buscar mujeres. Si uno no hace eso, piensan que es gay. Y no es así”, explica.
Problemas de pareja. Por supuesto, el tipo de atracción que Andrés siente a hacia las mujeres le complica sobremanera el tener una pareja, aunque alguna vez haya estado enamorado. “Ese es uno de los problemas que tenemos los asexuales que buscamos pareja. He tenido novias, pero no ha sido gran cosa, no he tenido parejas estables ni noviazgos duraderos”, asegura el joven cordobés.  Los asexuales, según especialistas, se suelen dividir en dos tipos: los que no sienten deseo sexual, y los que sí suelen sentirlo, pero no les apetece compartirlo con otra persona: vale decir, se las arreglan solos.
“En la mayoría de los casos, tu deseo sexual te lleva a tener relaciones con otra persona. En el asexual, el deseo sexual no se vuelca en alguien”, explica.
Recalca que no siente repulsión ni fobia al contacto físico: “He besado y acariciado a mis novias y todo bien: no me da fobia tocarlas. Simplemente que no me nace mantener relaciones”.
Salir del armario. El movimiento de visibilización de los asexuales nació en San Francisco, California, Estados Unidos, a través de la web creada por el activista David Jay (www.asexuality.org). Hay 16 comunidades, divididas por idioma. La comunidad en español ha sido una tabla de salvación para que Andrés entendiera que no está solo en el mundo.
“A través de Reva he conocido a personas de varias partes del mundo con las que me comunico, charlamos y constantemente debatimos. A veces volcamos nuestra frustración por sentirnos incómodos en una sociedad que muestra que el sexo es todo”, cuenta.
Y traza una analogía con el camino que siguieron las personas homosexuales para ser aceptadas en la sociedad, y que aún no ha terminado: “Se suponía que a los hombres les gustaban las mujeres y viceversa. ¿Cómo se sentían los homosexuales y las lesbianas antes?”.
Nació en Estados Unidos. El movimiento de visibilización de los asexuales surgió en California, Estados Unidos: www.asexuality.org
Estar en el ojo de la tormenta. “Sé que me voy a poner en el ojo de la tormenta. Habrá gente que no me entienda, alguno se reirá. Lo enfrenté una vez con mi mamá y no salió muy bien: no terminó de entender el concepto. Ella piensa que es una fase temporal, como mucha gente piensa. Que aún no se te desarrolló. Te dicen ‘Ya vas a ver’, o ‘El sexo es hermoso, ¿estás seguro?’. No soy virgen, no he tenido muchas experiencias, pero... ¿las he disfrutado? Ni sí, ni no”. Andrés Danielo no tiene miedo a enfrentar lo que le venga después de esta nota: “Es lo mejor. Si hay que hablarlo, lo hablaré. Si leen una nota en la que plasmes lo que digo, a lo mejor me pueden entender. Ven que no es una moda ni nada por el estilo”.


LA ASEXUALIDAD



Las personas asexuales buscan la visibilidad en el mundo virtual

  • Aquellos que pueden vivir sin sexo quieren que se entienda que“eso del sexo, por increíble que parezca, no es universal; existen personas a las que no les interesa”

Asexual es aquella persona que no experimenta atracción sexual. No hay un interés por tener sexo con otra persona. En una relación esa parte es poco o nada importante para nosotros”. Así arranca su relato Baikal Balkash, administradora de uno de los foros de internet más importantes de España sobre la asexualidad. Esas personas, invisibles durante años, empiezan a salir ahora del armario. Aunque de momento, indica Baikal (es el nick que usa esta mujer en las redes sociales) hemos optado por que esa “salida” o presentación en sociedad sea sólo virtual. La mayoría de los asexuales prefieren mantenerse en el anonimato en internet. “A nivel social todavía hay mucho desconocimiento; cuando te presentas como una asexual lo más probable –añade Baikal– es que te respondan con una mirada de desconcierto, cuando no de incredulidad”. Y explicar a familia, amigos y entorno que una o uno puede vivir perfectamente sin sexo sin renunciar por ello a tener, por ejemplo, pareja “puede ser a veces agotador, pues no es algo que puedas zanjar en una conversación de cinco minutos”, afirma.

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Las personas asexuales buscan la visibilidad en el mundo virtual


Cómo comprender a la gente asexual



El Ángel Caído
Foto: Pedro Taracena


Creado por Charlyfar, Pamela Gonzalez, WikiVerificador
Los asexuales son aquellos que no experimentan atracción sexual. Aunque hay algunos, incluyendo pero no limitándose a los gris-asexuales, que experimentan atracción sexual un momento u otro. Esto no significa que estas personas tengan un trastorno y pueden ser muy felices de esa manera.

Pasos:


1
Ten en cuenta la diferencia entre asexualidad y celibato. Ambos términos no significan lo mismo. Las personas célibes son aquellas que podrían sentir atracción sexual, pero se abstienen de realizar alguna actividad sexual, mientras que los asexuales no tienen ningún tipo de deseo sexual por ningún género. No todos los asexuales son célibes.



2
No confundas a los asexuales con los homosexuales. Los asexuales no son homosexuales reprimidos. Ellos no sienten atracción sexual hacia su propio género, lo que descarta a la homosexualidad como una orientación; sin embargo, algunos asexuales son homorrománticos. Ellos son capaces de sentir una atracción romántica y pueden identificarse con muchas orientaciones románticas distintas (panrromántico, birromántico, heterorromántico, lith rromántico, sapiorromántico, etc.).



3
Ten en cuenta que los asexuales no son personas que han reprimido su sexualidad. Los célibes se abstienen de tener sexo (temporalmente, como hasta el matrimonio o permanentemente como algunos sacerdotes), mientras que los asexuales generalmente no piensan sexualmente de su cónyuge incluso dentro de un matrimonio establecido.



4
No esperes que cambien. Los asexuales no cambiarán si “conocen a la personas correcta”. Por lo general, nacen así y lo seguirán siendo por el resto de sus vidas, tal como pasa con cualquier otra sexualidad. Así que suponer que pueden “arreglarse” es algo bastante insultante.

5
Entiende sus motivaciones. Los asexuales no están en contra de las relaciones no sexuales, simplemente no tienen el deseo de involucrarse sexualmente. Muchos de ellos tienen parejas, algunos tienen sexo por una variedad de razones (emocional, íntima, reproductiva, etc.), aunque no se sienten sexualmente atraídos hacia su pareja. Por otro lado, ten en cuenta que algunos asexuales sienten rechazo por el sexo (es decir que este puede hacerlos sentir muy incómodos e incluso la idea de tener sexo o algo voyerista podría enfermarlos literalmente).

6
Ser asexuales no significa que no les guste el contacto físico. Solo porque una persona sea asexual no significa que no le guste el contacto físico. Simplemente no siente deseos de tener algún tipo de contacto sexual. Sin embargo, algunos asexuales pueden sentir aversión por este tipo de contacto aunque eso depende de la persona y no de su orientación sexual. Sería mejor preguntárselos.

7
Evita pensar en los asexuales como personas con un tipo de trastorno. Ellos no eligen ser así y muchos son perfectamente felices siendo asexuales y creen que no necesitan ninguna “cura” para su condición. Por lo general, ser asexual no cambia mucho la conducta de una persona e incluso podría no mostrar ningún rasgo externo que indique su orientación.



8
Ten en cuenta que la mayoría de asexuales no lo son porque hayan sufrido de abuso sexual. No existe una causa conocida para ser asexual, así como tampoco se conoce una para cualquiera de las otras orientaciones sexuales.

Consejos:

· Una persona asexual es la misma que era antes de que te contara acerca de su orientación. No necesitas tratarla de manera diferente a menos que te lo pida específicamente.

· Asimismo, algunos asexuales son arománticos, lo que significa que no experimentan o no tienen interés en relaciones románticas. Si este es el caso, entonces esa persona no tendrá ningún interés en una relación romántica. Muchos asexuales prefieren no salir con aquellos que experimentan una atracción sexual, porque anticipan que su pareja potencial esperará tener sexo o algún tipo de favor sexual.

· No te ofendas si esa persona no está interesada en una relación. Ten en cuenta que los asexuales no experimentan ninguna atracción sexual o lo hacen de un modo muy poco frecuente, así que lo más probable es que te decepciones si lo que buscas es tener un contacto físico.

· Si estás en una relación romántica con una asexual y tienes otro tipo de orientación (heterosexual, bisexual, homosexual, pansexual, etc.), es importante que tanto tú como tu pareja se comuniquen para saber las cosas que la incomodan y las que no.

· Ten en cuenta que la orientación romántica no es lo mismo que la orientación sexual.

· Los gris-asexuales son personas que podrían sentirse atraídas sexualmente hacia otros dependiendo de la circunstancia. Por ejemplo, la demisexualidad comprende a un tipo de gris-asexuales que pueden sentirse atraídos sexualmente hacia aquellas personas con las que forman lazos fuertes.

· Existen varios símbolos para la asexualidad. Uno es usar un anillo negro en el dedo medio de la mano derecha. Otro es el as de espadas o de corazones. Otro símbolo son los colores asexuales: negro, gris, blanco y morado. El negro significa asexualidad, el gris es para los gris-asexuales, el blanco para los sexuales y el morado para la comunidad.

· Un término que se utiliza frecuentemente para describir a los asexuales es “as”, el cual es la versión abreviada de la palabra “asexual”.

Así se vive sin deseo sexual




"No es que pensemos así, es que somos así"

La forma de rechazo que reciben las personas asexuales por parte de la sociedad es la negación. Así lo cuenta Marta, la responsable de prensa de Avenes, cuando se le pregunta qué tipo de rechazo o rechazos recibe la comunidad asexual.

"Se tiende a pensar que esto es una 'tonteria' más. A la gente le cuesta asimilarlo, lo que es entendible ya que rompe con muchos supuestos y algunos lo toman como una especie de 'estilo de vida'. No es que pensemos así, es que somos así, pero el ser es algo que no se acepta tanto. Otros tiran de achacarlo a un problema mental o de hormonas y que, por tanto, es algo transitorio y que tiene cura. Vuelven a lo mismo: negar que haya gente asexual".

Se refiere Marta a dos disfunciones sexuales que se suelen mencionar cuando de asexualidad se habla: el trastorno hipoactivo del deseo y la aversión sexual. El propio Bogaert, considerado como el académico que más tiempo ha empleado en analizar la asexualidad, afirma que "futuras investigaciones deberían tratar el asunto", aclarando las diferencias entre unos y otros casos.

En una línea similar se expresa la también psicóloga y sexóloga Martina González Veiga, para quien "el problema no es la asexualidad sino la concepción que tenemos de las relaciones de pareja y la sexualidad". "Si hay comunicación, si hay equipo, si tienes educación sexual, las cosas no se complican tanto. Lo que sí ofrece la asexualidad es otra manera de ver las relaciones de pareja y los encuentros sexuales", cree.

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