Por Isidoro Gracia
El principal argumento de
presión sobre las fuerzas políticas, en especial sobre el PSOE, es que es
necesaria la estabilidad, grave error confundir la herramienta con el objetivo
a lograr con ella.
Hay un dicho, fruto del saber
del pueblo llano, que hace saltar por los aires el argumento: “virgencita,
virgencita, que me quede como estoy”. Este dicho es aplicable a todas aquellas
situaciones en las que cualquier cambio, o acción, tiene todas las probabilidades
de empeorar lo que se disfruta o sufre en ese momento. Meridianamente claro
este es el caso, si lo que está en funciones es un Gobierno liderado por el Sr.
Rajoy y el objetivo del cambio el uso de la herramienta, sin los
límites que enmarcan esta situación de en funciones, y en consecuencia la
aceleración de las prácticas derivadas del programa real, no del propuesto
públicamente por el PP, lógica continuación del que ha venido aplicando en los
últimos cuatro años.
Dos o tres ejemplos
concretos ayudarán a entender mis argumentos.
Tema pensiones, alguien cree
que quien es responsable de una reforma laboral que ha conseguido reducir en
torno a una quinta parte la masa salarial global, a pesar de presumir de
cientos de miles de parados menos, y en consecuencia reducir drásticamente las
cotizaciones a la Seguridad Social, si modifica la legislación ¿será para que
aumenten las cotizaciones sociales? Continuando con el tema, mediante la
emisión de Decretos y Decretos Leyes, o simples decisiones de gobierno, el del
PP encabezado por Rajoy, ha financiado, con cargo a la “hucha de pensiones”, la
parte de la política económica destinada al servicio de la Deuda, colocando a
bajo tipo de interés la mayor parte de esa hucha para cubrir los incrementos de
la Deuda Pública, las políticas de empleo, al aprobar la cotización de 100
euros al mes por contingencias comunes (básicamente pensiones) para los nuevos
contratos, la tarifa plana de 50 euros para nuevos autónomos, la
bonificación del 100% de la cotización de los becarios, etc. y hasta la
política de natalidad prometiendo 1.500 M de € en mejorar las pensiones de las
mujeres que hayan sido madres. Un gobierno en funciones tiene dificultades para
emitir nuevas normas, uno efectivo tiene toda la capacidad de iniciativa
legislativa, ¿es posible creer que el PP va a legislar para devolver a la hucha
los muchos miles de millones expoliados, y destinados a fines absolutamente
ajenos al objetivo de la garantía de las pensiones?, yo más bien creo altamente
probables nuevas normas con más medidas para financiar políticas ajenas a las
pensiones.
Sobre política económica y
fiscal, es ya evidente, incluso para muchos de los defensores del
austericidio, que es el principio de austeridad el que no funciona,
y no sirve para corregir ni siquiera el principal desequilibrio que
dice perseguir, el déficit público, ¿se puede dudar que unos nuevos
presupuestos generales no solo no van a limitar la política de recortes, sino
que la incrementarán?, o que, después del trato fiscal dado estos años a
evasores, ocultadores y especuladores, ¿va a haber un reparto de
cargas más justo con cualquier reforma fiscal pilotada por el PP? Un gobierno
en funciones no podrá elaborar una propuesta de nuevos presupuestos,
por lo que al menos no empeorará las dotaciones a educación y
sanidad, o, no podrá modificar las leyes de impuestos creando nuevos
instrumentos para el fomento de la desigualdad y aumento del ritmo de reducción
de la clase media, impulsando más parte de ella hacia la pobreza.
Tema territorial. Pilotado por
Zapatero, el texto del Estatuto de Cataluña de 2006, a pesar de algunos errores
de bulto de los actores principales, permitía, con referendo legal incluido,
que al menos por un par de generaciones la convivencia entre catalanes,
y de estos con el resto del Estado, continuara en unos términos de escasa
conflictividad (la ausencia de conflicto de intereses entre vecinos es deseable
pero completamente utópica), hasta que llegó el PP que ya dirigía Rajoy
y su equipo y lo sacó del terreno de la política y lo puso en el terreno de los
contenciosos judiciales, donde ya se conoce que siempre, y este caso no fue una
excepción, existen jueces con distinta interpretación de las mismas frases y
textos, al margen de las voluntades políticas que esos textos expresaron
inicialmente. Durante los últimos cuatro años y medio ¿se ha dado algún impulso
a algo que haya mejorado la situación? ¿Por qué y cómo se puede conseguir esa
mejora?: solo por la necesidad simultánea de los partidos de gobierno, central
y autonómico para sobrevivir, no parece que confirmar al PP aumente las
posibilidades de acuerdo y de reducción de la conflictividad. Además
es que el gobierno en funciones puede hacer, en caso de absoluta necesidad, lo
mismo que un gobierno derivado de una nueva investidura, acudir al Senado para
conseguir la aprobación incluso de la suspensión de la Autonomía.
El que el electorado se
equivoque, yo no comparto la tesis de que acierta siempre, no obliga a las
fuerzas políticas de la oposición, y en especial a sus dirigentes, a hacerse
cómplices ni de la corrupción sistémica muy evidente del PP, ni de los usos
antidemocráticos de la Administración de todos como la prácticas del actual
ministro del Interior, del de Hacienda o el anterior de Industria y Energía,
asuman esa responsabilidad los que les votaron, hasta las últimas
consecuencias, incluida que hayan hecho el encargo de gobierno a un vago
inútil, que obligue a nuevas elecciones, es su culpa y de los abstencionistas.
Por último, mientras la
situación se prolongue siempre habrá posibilidad de que los votantes y algunos
abstencionistas mediten sobre las consecuencias de su voto. Claro que, si
llegan unas terceras o cuartas elecciones, será de aplicación otro dicho
popular que mantiene que: los suicidas con vocación no tienen solución.
No hay comentarios:
Publicar un comentario