EL DERECHO A DECIDIR

LA DEMOCRACIA

El Templo de debot

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QUÉ ES LA DEMOCRACIA: La palabra “democracia” significa etimológicamente gobierno del pueblo. Proviene de dos vocablos griegos: “demos”, pueblo, y “kratos”, gobierno.

La democracia como forma de gobierno se caracteriza porque en ella el poder público reside en la totalidad de los ciudadanos. Mientras la monarquía es el gobierno de uno solo, y la aristocracia el de una minoría que se considera integrada por los mejores, la democracia, en cambio, es el gobierno del pueblo, por el pueblo y para el pueblo, según la definición de Abraham Lincoln.

Pero la democracia no es sólo una forma de gobierno, es también y sobre todo un estilo de vida basado en el respeto de la libertad, la dignidad de la persona humana.

Ampliación del Congreso de los Diputados

Tanto el referéndum para la independencia de Escocia como el llamado Brexit para la salida del Reino Unido de la Unión Europea, se constituyen en expresiones democráticas del derecho a decidir. En el caso del Brexit ha sido la decisión soberana del pueblo sobre un asunto que le compete y además le afecta en sus derechos fundamentales. Es posible que los mercados financieros, que no olvidemos que no son personas sino entes al servicio de los ciudadanos, tengan que sufrir reajustes e incomode su status de prepotencia y absoluta seguridad jurídica. La reforma del artículo 135 de la Constitución Española se hizo con la voluntad contraria, es decir, dar prioridad al pago de la deuda antes que a las necesidades de los ciudadanos. Los recortes en derechos sociales repercutieron en auténticos crímenes legales: desigualdad, hambre, miseria, enfermedades y muerte prematura. Sin salir de Europa, la UE firma el Pacto de la Vergüenza con Turquía para vender los Derechos de los Refugiados a cambio de un puñado de euros, donde la policía turca está cometiendo en las puertas de Europa auténticos crímenes de lesa humanidad. Muy cerca de donde se vulneran los derechos humanos de los refugiados, Grecia, es el ejemplo de lo que es capaz de hacer la Europa de los Mercaderes con sus estados miembros, llevarlos a la ruina con políticas legales pero ilegitimas y criminales.

Ante la inminente salida de Gran Bretaña de la Unisón Europea, sus detractores están tratando de sembrar el pánico, anunciando un oráculo muy próximo al apocalipsis. Sin darse cuenta que el pueblo ya está sufriendo las siete plagas bíblicas del siglo XXI: el paro, la desigualdad, el hambre, la muerte, el exilio, la guerra y los crímenes del terrorismo fanático.
Es evidente que en el caso de España los llamados constitucionalistas, no quieren ni oír hablar de dar la palabra al pueblo para que hable. La política no es una religión. La política es una obra hecha por hombres para hombres al servicio de los hombres, y todo es posible en política. Sin embargo la religión está basada en el dogma y el Credo de Nicea es inamovible pasen mil o diez mil años. Para los que han abrazado el testamento a modo de legado del dictador, el lema: ESPAÑA UNA GRANDE Y LIBRE, es un artículo de fe, que además nadie sabe argumentar con la razón, como es frecuente en los aspectos fanáticos del comportamiento humano.
El triunfo del Brexit abre un gran camino hacia la libertad de expresión, con lectura interna en los estados miembros y en el futuro de la Unión Europea. O cambia la Europa de los mercaderes retomando el camino, que nunca debió abandonar, de la Europa de los Ciudadanos, o la desmembración dejará de ser una amenaza para convertirse en una realidad. Y en España, desde hoy queda abierto el debate sobre el derecho a decidir… Creo que la insensatez está de parte de los que se aferran a no romper España, ignorando que ya está dividida por vía natural; constituyendo una nación de naciones.

Fotos: Pedro Taracena Gil