La Constitución española de 1978
Título II. De la Corona
Artículo 56
1. El Rey es el Jefe del Estado, símbolo de su unidad y permanencia, arbitra y
modera el funcionamiento regular de las instituciones, asume la más alta
representación del Estado español en las relaciones internacionales,
especialmente con las naciones de su comunidad histórica, y ejerce las
funciones que le atribuyen expresamente la Constitución y las leyes.
2. Su título es el de Rey de España y podrá utilizar los demás que correspondan
a la Corona.
3. La persona del Rey es inviolable y no está sujeta a responsabilidad. Sus
actos estarán siempre refrendados en la forma establecida en el artículo 64,
careciendo de validez sin dicho refrendo, salvo lo dispuesto en el artículo
65.2.
Pedro Taracena Gil
Periodista
BBC NEWS MUNDO
Cada vez que el rey de España es noticia, estalla la polémica. Ya sea por
sus compañías, por sus cacerías o hasta por sus accidentes. Esta vez las
opiniones divididas surgieron a partir de la decisión de la justicia de
rechazar el trámite de dos demandas por paternidad contra el monarca.
El argumento es la inviolabilidad (una especie de inmunidad) que establece la
Constitución española para la figura del rey y que detendría cualquier intento
de someterlo a una prueba de paternidad.
Un español y una mujer belga aseguran ser hijos del rey Juan Carlos. Decidieron
hacer lo que haría cualquier persona que busca el reconocimiento legal paterno:
presentaron sus respectivas demandas.
Pero sendas juezas invocaron el inciso 3 del artículo 56 de la Constitución
para no admitir el pleito: "La persona del Rey es inviolable y no está
sujeta a responsabilidad".
https://www.bbc.com/mundo/noticias/2012/10/121026_rey_juan_carlos_paternidad_espana_jmp
EL REY HIJO
Discurso completo del Rey sobre Catalunya
3 de octubre de 2017
Felipe VI, sobre la Generalitat: "Con sus
decisiones han vulnerado de manera sistemática las normas aprobadas legal y
legítimamente, demostrando una deslealtad inadmisible hacia los poderes del
Estado"
Estamos viviendo momentos muy graves para nuestra vida
democrática. Y en estas circunstancias, quiero dirigirme directamente a todos
los españoles. Todos hemos sido testigos de los hechos que se han ido
produciendo en Cataluña, con la pretensión final de la Generalitat de que sea
proclamada −ilegalmente−la independencia de Cataluña.
Desde hace ya tiempo, determinadas autoridades de Cataluña, de una manera
reiterada, consciente y deliberada, han venido incumpliendo la Constitución y
su Estatuto de Autonomía, que es la Ley que reconoce, protege y ampara sus
instituciones históricas y su autogobierno.
Con sus decisiones han vulnerado de manera sistemática las normas aprobadas
legal y legítimamente, demostrando una deslealtad inadmisible hacia los poderes
del Estado. Un Estado al que, precisamente, esas autoridades representan en
Cataluña.
Han quebrantado los principios democráticos de todo Estado de Derecho y han
socavado la armonía y la convivencia en la propia sociedad catalana, llegando
─desgraciadamente─ a dividirla. Hoy la sociedad catalana está fracturada y
enfrentada.
Esas autoridades han menospreciado los afectos y los sentimientos de
solidaridad que han unido y unirán al conjunto de los españoles; y con su
conducta irresponsable incluso pueden poner en riesgo la estabilidad económica
y social de Cataluña y de toda España.
En definitiva, todo ello ha supuesto la culminación de un inaceptable intento
de apropiación de las instituciones históricas de Cataluña. Esas autoridades,
de una manera clara y rotunda, se han situado totalmente al margen del derecho
y de la democracia. Han pretendido quebrar la unidad de España y la soberanía
nacional, que es el derecho de todos los españoles a decidir democráticamente
su vida en común.
Por todo ello y ante esta situación de extrema gravedad, que requiere el firme
compromiso de todos con los intereses generales, es responsabilidad de los
legítimos poderes del Estado asegurar el orden constitucional y el normal
funcionamiento de las instituciones, la vigencia del Estado de Derecho y el
autogobierno de Cataluña, basado en la Constitución y en su Estatuto de
Autonomía.
Hoy quiero, además, transmitir varios mensajes a todos los españoles,
particularmente a los catalanes.
A los ciudadanos de Cataluña –a todos− quiero reiterarles que desde hace
décadas vivimos en un Estado democrático que ofrece las vías constitucionales
para que cualquier persona pueda defender sus ideas dentro del respeto a la
ley. Porque, como todos sabemos, sin ese respeto no hay convivencia democrática
posible en paz y libertad, ni en Cataluña, ni en el resto de España, ni en
ningún lugar del mundo. En la España constitucional y democrática, saben bien
que tienen un espacio de concordia y de encuentro con todos sus conciudadanos.
Sé muy bien que en Cataluña también hay mucha preocupación y gran inquietud con
la conducta de las autoridades autonómicas. A quienes así lo sienten, les digo
que no están solos, ni lo estarán; que tienen todo el apoyo y la solidaridad
del resto de los españoles, y la garantía absoluta de nuestro Estado de Derecho
en la defensa de su libertad y de sus derechos.
Y al conjunto de los españoles, que viven con desasosiego y tristeza estos
acontecimientos, les transmito un mensaje de tranquilidad, de confianza y,
también, de esperanza.
Son momentos difíciles, pero los superaremos. Son momentos muy complejos, pero
saldremos adelante. Porque creemos en nuestro país y nos sentimos orgullosos de
lo que somos. Porque nuestros principios democráticos son fuertes, son sólidos.
Y lo son porque están basados en el deseo de millones y millones de españoles
de convivir en paz y en libertad. Así hemos ido construyendo la España de las
últimas décadas. Y así debemos seguir ese camino, con serenidad y con
determinación. En ese camino, en esa España mejor que todos deseamos, estará
también Cataluña.
Termino ya estas palabras, dirigidas a todo el pueblo español, para subrayar
una vez más el firme compromiso de la Corona con la Constitución y con la
democracia, mi entrega al entendimiento y la concordia entre españoles, y mi
compromiso como Rey con la unidad y la permanencia de España.
YO COMO CIUDADANO LIBRE ME PERMITO CRITICAR AL REY
FELIPE VI
“El Rey es el Jefe del Estado, símbolo de su unidad y
permanencia, arbitra y modera el funcionamiento regular de las instituciones,
asume la más alta representación del Estado español en las relaciones
internacionales, especialmente con las naciones de su comunidad histórica, y
ejerce las funciones que le atribuyen expresamente la Constitución y las
leyes”.
“arbitra y modera el funcionamiento regular
de las instituciones”
Arbitrar según la RAE
arbitrar
"Idear o disponer los medios, medidas o recursos necesarios para
un fin.
La dirección arbitrará soluciones para resolver el problema.
Sinónimos: |
idear, urdir, disponer. |
Actuar o intervenir como árbitro, especialmente en un conflicto entre partes
o en una competición deportiva".
Más que una crítica escueta, sobre la actuación del
Rey de España en aquellos momentos dramáticos para Catalunya y España, prefiero
darle el formato de ensayo.
En estos días el mismo Rey que lejos de ser árbitro,
se comportó con aquel discurso como juez implacable, acaba de sancionar la Ley
de la Amnistía de aquellos nefastos hechos provocados por la aplicación del
artículo 155 de la Constitución Española. La hemeroteca mundial ha constatado
los hechos violentos reprimiendo a niños y adultos en los colegios, donde tenía
lugar el referéndum para obtener la Independencia de Catalunya como república
fuera del Reino de España.
Felipe VI fue juez y parte asumiendo los
postulados del Partido Popular, sin mencionar en su discurso la violencia de la
policía contra la población civil. Leer ahora el inoportuno discurso solamente
nos podemos avergonzar de su función real como árbitro... Las
fuerzas políticas conservadoras con el ADN del franquismo o con el síndrome de
la Transición, fueron quienes aplaudieron al Rey en su vergonzosa intervención
televisiva. El PSOE apoyó en el Senado aplicar a Catalunya el artículo
155. Sin necesidad ya que el PP disponía de mayoría suficiente para sacar
adelante semejante cumplimiento por la fuerza o como suena mejor forzoso.
Ahora tenemos más elementos de juicio:
1. La convocatoria del Referéndum para la
Independencia.
2. La aplicación del Artículo 155 de la Constitución:
Si una Comunidad Autónoma no cumpliere
las obligaciones que la Constitución u otras leyes le impongan, o actuare de
forma que atente gravemente al interés general de España, el Gobierno, previo
requerimiento al Presidente de la Comunidad Autónoma y, en el caso de no ser
atendido, con la aprobación por mayoría absoluta del Senado, podrá adoptar las
medidas necesarias para obligar a aquélla al cumplimiento forzoso de dichas
obligaciones o para la protección del mencionado interés general.
Para la ejecución de las medidas previstas en el
apartado anterior, el Gobierno podrá dar instrucciones a todas las autoridades
de las Comunidades Autónomas.
3. El juicio de los protagonistas del Procés,
con implicaciones europeas.
4. La aprobación de la Ley de la Amnistía y su
publicación en el BOE.
Si reflexionamos sobre la semántica del vocablo árbitro, gramaticalmente
Felipe VI no progresa adecuadamente en Lengua Española.
No podemos olvidar que el testamento que Franco otorgó
a Juan Carlos I fue que hiciera realidad la ESPAÑA UNA GRANDE Y LIBRE, que él
siempre ambicionó.
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