No me refiero al socialismo como sistema de ideas políticas, como modelo de
sociedad, como utopía..., sino al socialismo "real", es decir, al que
aspira en cada país a gobernar y dirigir hacia la solidaridad a los estados.
¿Donde están ahora los Bruno Kreisky, Billy Brandt, Olof Palme, François
Miterrand y otros grandes líderes como han sido? ¿Donde los Jaurés, Blum,
Besteiro, Matteotti y otros que han sido? No existen. El socialismo, en la
actualidad, carece de liderazgos en el sentido moral de la palabra. Puede tener
candidatos que se disputan estas o aquellas elecciones, estos o aquellos
puestos, pero no tienen ideas, ni aportan nada a un movimiento socialista
muerto. Basta con entrar en la página de la Internacional Socialista para
comprobarlo: casi nada de lo que allí se dice se pone en práctica en los países
donde los socialistas gobiernan o tienen responsabilidades parciales.
El papel que jugó el socialismo en los siglos XIX y XX ya no existe; ya
porque la nueva estructura de clases ha puesto a los partidos socialistas fuera
de juego, ya porque el mundo comunista ha dejado a muchos socialistas sin
referente (los comunistas también son socialistas de ideas) ya porque el
capitalismo se ha adaptado de forma extraordinaria para desarmar a los
sindicatos y quitarles su principal clientela, los obreros de la industria y
del campo (este último dejado a su suerte en las sociedades modernas). Los
partidos socialistas jugaron un importantísimo papel tras la segunda guerra
mundial, fortalecieron a los sindicatos, propusieron el "estado del
bienestar", lo pusieron en marcha, allegaron recursos a los poderes
públicos, hicieron la escuela pública con los partidos republicanos de izquierdas,
laicos y demócrata cristianos avanzados; extendieron la sanidad a todos,
consolidaron la paz, apoyaron a los movimientos populares en América y otras
regiones del planeta... pero terminaron por abrazar el capitalismo sin oferta
de recambio.
El capitalismo -lo sabemos bien- no tiene hoy alternativa a los ojos de
nadie, pero ello no significa que haya que aceptarlo sin más. Puede
combatírsele, denunciar sus contradicciones, proponer medidas coyunturales que,
poco a poco, lo vayan desnaturalizando, abriendo huecos en un mundo dominando
por los grandes dueños del dinero y entregado sin freno a la
globalización.
Los partidos socialistas están hoy descuartizados en toda Europa, cuna de
tantas cosas que han se han irradiado al resto del mundo. Aquí tienen que formar
gobierno con la derecha (Alemania), allí con otros tres o cuatro partidos cada
cual menos representativo de una sociedad compleja y plural (Italia, Holanda,
Bélgica...), en España entregado a disputas estériles y en manos de
descerebrados al por mayor... Los partidos socialistas -lo digo a mi pesar- no
jugarán ya nunca el papel que tuvieron en el mundo y en las sociedades, han
agotado su ciclo histórico y deben repensarse o se diluirán en el torbellino de
la historia.
La extrema derecha con herencias del fascismo más claro (ahora se le llama
populismo) campa por sus respetos en las democracias construidas por los
socialistas; en Rusia se capitanea el más descarado apoyo a gobiernos
despóticos y xenófobos; en China se hacen negocios de la mano de las grandes
mafias acogidas a un régimen corrompido hasta la médula. En América latina los
populismos se han vuelto a abrir camino (como antes con Perón y otros
"outsiders" de la política). En Europa los "Cinco
Estrellas" y "Podemos" han robado los votos que antes permitían
a los partidos socialistas hacer sus políticas, apoyados en grandes compromisos
sociales.
Los partidos socialistas, reducidos hoy a la mínima expresión (véase el
caso griego), camino de ello en otros países, no tienen ideas, no son decididos
en materia de inmigración, energía nuclear, laicismo, lucha contra la
corrupción, defensa del medio ambiente... y tantos otros temas de
importantísima actualidad. Se da cabida a personajillos que aspiran al medro
personal, que no respetan la disciplina en los parlamentos, que no tienen ya el
sentido de solidaridad que caracterizara al movimiento socialista. Corbyn en
Gran Bretaña es un ejemplo de indisciplina e incoherencia, por más que haya que
considerarle méritos incuestionables; Valls y Renzi ¿Qué son? ¿Que han sido?
Derrotados a la primera de cambio en las elecciones primarias de sus
respectivos países. Sustituidos por tecnócratas que se hacen llamar
"socioliberales" (¡manda güevos!). Partidos socialistas que han
claudicado del papel que el Estado ha de jugar en la economía, dejando a las
empresas privadas, a los bancos, a las mafias y a los especuladores que regulen
los mercados, que dicten sus normas, que despojen a los más necesitados del
aire para respirar...
Me dispongo a no renunciar a los ideales del socialismo, por más que no
haya hoy quien sea capaz de recoger tanta tradición, tanto esfuerzo, tantas
nuevas ideas como genera la sociedad civil en los campos de la ciencia, la
cultura, los derechos humanos y la juventud. Hoy ofertan mucho más los que
actúan en profesiones, en ONGs, en agrupaciones informales, en los barrios, en
el día a día, en los cenáculos de uno y otro signo, que los dirigentes
políticos, autofagocitados en formas y maneras más propias del surrealismo y la
ensoñación.
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