JAM MONTOYA
MANIFIESTO:
Hay demasiada gente y demasiado ruido a mi alrededor, en ocasiones giro la mirada de un lado a otro y no veo nada, solo superficialidad y banalidad, lo tengo aceptado y asumido pero a veces lo que realmente me gustaría sería vomitar en el rostro de algunos y algunas; aunque también es cierto que cada vez me preocupa menos, tanto es así, que ni siquiera siento la necesidad de encontrar.
Para hallar el equilibrio propio es importante experimentar los extremos. Mi constante lucha nunca acaba, mi reto, mi desafío con el mundo interno me quebranta, sufro intensamente solo para obtener, la mayor parte de las veces, una fugaz compensación emocional; pero la lucha es hermosa, me mantiene vivo, me enriquece y me resulta indispensable.
Los libros, la música, el cine y sobretodo el manejo digital me ha abierto a otros mundos inimaginables para mí hace un tiempo; el contagio de la mente positiva de Diana, la suerte de haberla conocido, la aceptación del curso y acontecimientos de la vida, el abandono de ciertos conceptos anacrónicos de la fotografía y la bendita experimentación, han supuesto toda una liberación que me ha permitido alcanzar un nivel superior de espiritualidad para poder expandir mi capacidad creativa aunque sin esperanza ni arrogancia, pero con la plena conciencia de que : YO NO SOY FOTÓGRAFO.
No seré yo quien lleve la contraria a este insigne transgresor del tedio ibérico, que Unamuno llamaba de mente perezosa. JAM MONTOYA declara, asevera y proclama que no es fotógrafo y yo añado que ni falta que le hace serlo. Sería una forma raquítica y mezquina de atraparle junto con su obra en un tópico, cuando se laza como un gran creativo sin barreras, volando por las galaxias de la imaginación, la sensibilidad y el humanismo en libertad.
Esta réplica se podría entender como adulación para el maestro de quien deseo obtener algún rédito virtual o material. Pero solamente la mezquindad que él mismo denuncia que le rodea puede creer semejante embuste.
Su MANIFIESTO donde renuncia que no reniega de ser fotógrafo me obliga a reconsiderar el calificativo de fotógrafo maldito, como los hubo poetas malditos: Baudelaire, Rimbaud en Francia o Lorca y Hernández en España. Sin olvidarme de Fernando Arrabal situado entre las dos culturas. Pero de lo que no me retracto es que JAM MONTOYA ostenta el calificativo de maldito en su lucha contra la sinrazón del franquismo, el falangismo y el nacional-catolicismo. Este epíteto lejos de ser negativo y mucho menos peyorativo, eleva la personalidad de este monstruo de la expresión plástica al universo de conocimiento laico y la libertad de expresión, como valores supremos del humanismo contra el clericalismo rancio, perverso y cómplice del genocidio.
Comprendo la agonía que vive este insigne extremeño universal conviviendo con la caduca sociedad que le rodea: “Giro la mirada de un lado a otro y no veo nada, solo superficialidad y banalidad…” La palabra agonía en este caso tiene el significado que le atribuida Miguel de Unamuno. La agonía en una persona no significa que está acabando, sino que está luchando por sobrevivir.
BLOG: EL ARTE TRÁGICO
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