Pedro Taracena Gil
Periodista
LA ESPAÑA DEL NACIONALCATOLICISMO
«Y bien, en resumidas cuentas, ¿Cuál es la religión de este señor Unamuno?».
José
Antonio esté contigo.
Nosotros
queremos lograr aquí
La
España que él ambicionó
Nos
guía El Caudillo, Señor…”
En aquella España los adolescentes con inquietudes leíamos libros
que estaban en el Índice de la Iglesia que la alianza trono-altar, obligaba a
mantener. Censura que el franquismo hacía suya. Dos libros fueron censurados de
Miguel de Unamuno: “La Agonía del Cristianismo” y “Del sentimiento trágico de
la vida”. El concilio ecuménico Vaticano II obligó al estado confesional a
suprimir la censura eclesiástica. España ha estado de espaldas a la democracia
de 1939 a 1975 y por supuesto violando la Declaración universal de los derechos
humanos:
Encíclica Rerum novarum de León XIII en 1891
La constitución pastoral sobre La Iglesia en el mundo actual
del concilio ecuménico Vaticano II 1962-1965, convocado y realizado por los
papas Juan XXIII y Pablo VI.
Encíclica Populorum progressio 1967 de Pablo VI.
Sin duda el pueblo español, mejor dicho, no pocos cristianos nos
comprometimos con estas doctrinas, que abiertamente estaban en contra del
maridaje Iglesia-Estado; abandonando la parte dogmática y abrazando los
derechos humanos y la justicia social. Conceptos ajenos a la religión y que en
el nacionalcatolicismo se confundían de forma muy interesada:
El pecado y el delito.
La caridad y la justicia social.
La moral laica y los mandamientos de la Ley de Dios.
El dogma divino y el uso de la razón humana.
La Doctrina Social de la Iglesia resultó incompatible con la
dictadura franquista; quebrantando derechos humanos y justicia social.
Numerosos clérigos fueron perseguidos por la dictadura franquista,
simplemente por predicar la doctrina que emanaba del concilio que le era
contemporáneo. Un solo obispo tuvo que ser protegido por la Santa Sede ante el
peligro de ser procesado al margen del Concordato mantenido por el Franquismo y
la Curia de Roma.
1. Las Cortes franquistas proclaman a Juan Carlos I como “rey de una
dictadura”.
2. El Presidente del Gobierno y el Rey someten a referéndum una
reforma política, que introduce de forma engañosa el testamento de
Franco que, incluye la monarquía, eludiendo un referéndum que la validara.
3. La nueva
Constitución Española, conservó la estructura franquista: Fuerzas Armadas,
Jueces, Policía; dejando intacto el aparato represor de la dictadura y la
alianza Iglesia-Estado.
4. Se decretó una
Ley de Amnistía en 1977 que dejo impune el genocidio. Se beneficiaron por igual
las víctimas y sus verdugos.
5. El papel del
Rey en esta farsa merece un análisis aparte en todo su reinado.
A través de veinte siglos aquella minúscula célula apostólica se
multiplicó y se transformó hasta el día de hoy. Aquel grupo de apóstoles
seguidores de Cristo se han constituido en un estado con una estructura
reconocida por el resto de los estados de la Tierra. Presentan un boato como
todas las monarquías históricas, entre ellas la monarquía española.
No pretendo formular una crítica de la Curia Vaticana y mucho
menos de su justificación ante el resto de los estados y gobiernos del mundo.
No obstante, el comportamiento del papa Francisco durante sus políticas en pro
de los más pobres, el colectivo LGTBEI, los divorciados y los desvalidos en
general, han marcado una tendencia que, en apariencia, el nuevo papa León XIV,
al evocar a través del nombre elegido como papa a León XIII, ha provocado
cierto optimismo sobre su preocupación social, aunque haya adornado su
coronación con un boato digno de los papas más clásicos.
Sin
embargo, la razón se basa en argumentos o demostraciones donde se aducen
pruebas en apoyo de algo. Es una cuestión humana no divina.
La caridad es la
actitud solidaria con el sufrimiento ajeno. Limosna
que se da o auxilio que se presta a los necesitados.
La
justicia es el principio moral que lleva a determinar que todos deben
vivir honestamente y somo iguales en derechos y deberes.
Con
estas cuatro magnitudes podemos conocer las limitaciones que la religión
cristiana tiene para adaptarse al siglo XXI.
Por
mucho que la voluntad del papa Francisco fuera aplicar las obras de
misericordia en materia del colectivo LGTBI o en materia de cristianos
divorciados o de leyes que regular la conducta humana ajena a prejuicios
religiosos, la eficacia es un espejismo de la realidad humana seglar y laica.
Por
estos prejuicios insalvables, las doctrinas que emanan de papado están llamadas
al fracaso. En los breves días de pontificado de León XIV se ha percibido que
evoca la tímida doctrina del colectivo LGTBI, por ejemplo, pero su imagen ha
recordado a Benedicto XVI. Otros gestos de avance en materia sexual, por
ejemplo, será un espejismo.
Es
evidente que quien se entusiasma con el boato de esta monarquía teocrática y la
puesta en escena de las ceremonias litúrgicas en latín, están en su derecho y
son dignos de respeto. Pero al papado no se le puede pedir más sin alterar su
propia naturaleza…
ACCESO A PÁGINAS CONSUTADAS
LA VERDAD EN LA VIDA Y LA VIDA EN LA VERDAD
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