domingo, 7 de diciembre de 2014

MI ÁNGEL CAÍDO


IMAGINE JOHN LENNON

Posiblemente la mejor canción del siglo XX...


Por Pedro Taracena Gil




Escultura del Ricado Bellver


Los Ángeles Custodios han sufrido en mi mente la misma transformación que mi vida. La metamorfosis de la transcendencia del más allá, convertido en lo próximo y tangible. De experimentar una época pía que casi levitaba, he llegado a lo pragmático y a quedarme con los pies sobre la tierra. Los ángeles asexuados han pasado a tener sexo ambivalente. Han renunciado a la pureza pero no a su inteligencia. Han cambiado de dios. Antes Yavé ahora Eros. Antes sabiduría y gracia, ahora razón, sensualidad  y sexualidad, energía creadora y positiva.





Aquellos ángeles de antaño, eunucos por el reinos de los cielos, hogaño guían mis pasos hacia el festejo terrestre, imperando el reino del sexo. El sexo se convierte en patrimonio del ser humano, no de ningún género. Sana y natural ambivalencia. Mi Ángel Custodio guía mi razón en libertad y me inspira la energía sexual que satura mi cuerpo de placer y felicidad. Me hace ser libre; prescindiendo de mis cualidades moldeadas por el paradigma de una deidad. Cuyo paradigma sirve para que la clase sacerdotal se arrogue la infalibilidad de vivir en la Verdad, su verdad. Cuando mi Ángel de la Guarda me despojó de los hábitos sociales y religiosos, preñados de prejuicios y de complejos, me sentí un hombre nuevo. Lejos de dejar de ser hombre, me sentía más hombre y me diferenciaba más de los otros. Me transmitía la suficiente energía como para estimularme. Yo mismo conmigo mismo. Eros se hacía presente y festejaba la llegada de tal energía erótica, que ya no distinguía qué género tenía aquel caudal de naturaleza sensual.




Lejos de ser contra natura Eros se hacía presente en hombres, en mujeres, mujeres que se sentían hombres y hombres que se identificaban como mujeres. Había conseguido participar en la rebeldía del Ángel Caído. Lograba transgredir la historia impuesta a la humanidad por religiones concebidas para hombres castrados y mujeres mutiladas sexualmente por la ablación. Y esto suponía una provocación para aquellos que aún eran tutelados por la Corte Celestial: querubines, serafines y tronos; dominaciones virtudes y potestades; principados, ángeles y arcángeles, Todos ellos me hicieron renunciar a la libertad, la igualdad y a ser feliz. Sin embargo, El Ángel Caído es quien me ha erguido sobre las miserias de la pureza y la virginidad. Luz Bell ha enarbolado el estandarte de la lujuria en positivo; apetitos carnales que me reconocen el derecho a la realización sexual, al gozo y la felicidad. La libertad de ser como quiera ser…





























ESTUDIO SOBRE EL ÁNGEL CAÍDO


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